VÍDEO: Una fiesta de motores, pasarelas y nostalgia olímpica

La semana pasada, muchos en Barcelona se acordaron de 1992. En aquel año, la capital catalana acogió los que hasta entonces fueron los JJ OO más aclamados y eficientes de la era moderna, y Renault presentó por primera vez su modelo Twingo, el más joven y dinámico de los vástagos de la casa francesa. Por eso, la fiesta que el pasado 2 de julio celebró el lanzamiento del Nuevo Renault Twingo en el Estadi Olimpic Lluís Companys tenía todas las papeletas para convertirse en todo un acontecimiento lleno de significado. Especialmente, porque tenía lugar durante la víspera de la última jornada de Barcelona 080 Fashion, una pasarela que comenzó siendo un off local y cuyas últimas ediciones la han convertido en un evento más que reseñable del calendario internacional de la moda.

El objetivo de 080 Barcelona Fashion Night by Renault Twingo era celebrar el nuevo Twingo, y con conocimiento de causa; durante toda la semana, la prensa internacional invitada a la pasarela había tenido ocasión de comprobar su agilidad y vocación urbana en los numerosos desplazamientos por Barcelona entre desfiles, fiestas, cenas y eventos. También de cruzarse por las calles de la ciudad condal con los Renault Zoe que participaban en un Roadshow concebido para ofrecer a los curiosos una experiencia de conducción 100% eléctrica.

En el Estadi Olimpic, como era de esperar, la moda estuvo muy presente durante toda la velada. Entre los invitados no sólo había cineastas como Juan Antonio Bayona o profesionales de los medios como Viktor García o Rafa de la Rosa, sino también diseñadores como Pablo Puig, cuyo estreno en la pasarela con su firma Blame Label había abierto la jornada del martes sin dejar a nadie indiferente. Modelos como Neus Bermejo y otros que tras cuatro jornadas desfilando para firmas como Custo Barcelona, Mango o Josep Abril, no quisieron perderse el evento. Allí estaban los británicos Harvey James y Sam Steele, posando ante el photocall y bailando los temas que pinchaba el DJ Carlos García Bayona, y que demuestra que no hay fiesta digna de tal nombre sin música a la altura.

Hubo buena música, claro está, pero también una cuidada selección gastronómica. La fiesta comenzó sobre las nueve de la noche con vinos, cavas y fingerfood, y pronto dio paso al sushi, la fideuá, el risotto, los quesos y las ensaladas. La noche caía, el calor estival daba un respiro a los invitados y a medida que subía el volumen de la música las copas tomaron el relevo a los vinos; mojitos con Ron Bacardi, gin tonics con Bombay Sapphire y cócteles con Dewar’s 12. Para entonces ya todos los asistentes habían tenido tiempo de comentar los desfiles de la jornada (el del barcelonés Manuel Bolaño, celebrado esa misma tarde, fue uno de los más transgresores de la semana), pero también de bailar, charlar y conocer los interiores y acabados de los dos Renault Twingo que se convirtieron en un photocall paralelo. Al final la fiesta se alargó algo más de lo previsto, pero ya se sabe que el éxito de un evento se mide siempre por la prórroga.