12 rincones maravillosos (y poco conocidos) de Canarias
Canarias siempre ha sido sinónimo de sol y playa. Pero cada una de las siete islas tiene rincones maravillosos para descubrir y para disfrutar sin necesidad de perder el día tumbado en una hamaca. Hay algunos muy famosos -como los parques nacionales (Teide, Garajonay, Timanfaya...)- y otros menos conocidos pero no por eso menos recomendables. Doce de ellos que conozco personalmente son los que recojo en esta lista:
1. Senderos de La Gomera (La Gomera)
A diferencia de sus hermanas, en la Gomera no se ha sentido una erupción volcánica en los últimos dos millones de años, por lo que en vez de los lajiales y campos de escorias que modelan Lanzarote o El Hierro, lo que vemos son profundos cañones y barrancos tallados por la erosión del agua sobre el viejo edificio volcánico. Hasta la invención de las carreteras los gomeros se movían por su torturada isla aprovechando multitud de caminos y sendas que se pegaban literalmente a las curvas de nivel. Esa red de caminos reales y sendas permanece aún hoy activa y en buena parte señalizada y permite unir los cuatro puntos cardinales, desde los palmerales de Valle de Gran Rey hasta las plataneras infinitas que cubren el valle de Hermigua para descubrir La Gomera más recóndita.
Más info: Turismo de La Gomera.
2. Dunas de Maspalomas (Gran Canaria)
Maspalomas es uno de los paisajes más fascinantes de todo el archipiélago. El efecto pantalla que provocan las altas cumbres de la isla de Gran Canaria provocó que el sur quedara sumido en un clima árido, casi desértico. Son las dunas de Maspalomas, un trocito del Sáhara varado en tierra canaria. Tras los procesos de glaciación que hicieron aumentar y disminuir el nivel del mar, y la posterior retirada del mar la arena quedó al descubierto y el viento la fue lanzando tierra adentro, favorecido por el clima seco del sur de la isla. Así fue como nacieron esos grandes campos de dunas que modelan un mar de belleza inaudita, acosado de cerca por las urbanizaciones turísticas de la Playa del Inglés, sí, pero salvado afortunadamente del desastre en 1982 gracias a su declaración como Reserva Natural Especial.
Más info: Patronato de Turismo de Gran Canaria
3. Palmerales de Gran Canaria
Si hay un elemento iconográfico en el paisaje grancanario es la palmera. Existen 2.350 especies de palmeras en el mundo. Y una de ellas tiene carné de identidad canario. Se llama phoenix canariensis, aunque los locales prefieren llamarla sencillamente palma.Es endémica de todo el archipiélago pero crece especialmente bien en Gran Canaria. Es una palmera solitaria, de gran tamaño, que salpica el perfil isleño como minaretes de copa foliada que vigilan el ir y venir de sus habitantes. Se la puede ver en cualquier rincón, desde las tierras fértiles del norte hasta las más áridas del sur, en el fondo de las ramblas que desembocan en el mar o cerca de las cumbres de Tejeda. Como crece bien en jardines se la exportó a medio mundo como árbol ornamental.
Más info:Patronato de Turismo de Gran Canaria
4. Pueblos de las medianías (Gran Canaria, Tenerife, El Hierro)
La medianía define en las Canarias esa franja de terreno a media altura, entre los 600 y 800 metros sobre el nivel del mar, donde los castellanos construyeron los primeros asentamientos urbanos de las islas para protegerse de los ataques de los piratas y aprovechar la mejor bonanza del clima en estas alturas y el mayor grado de humedad para los cultivos. En las medianías está la mayoría de localidades históricas, las que conservan en encanto de la piedra volcánica y la cal, casas solariegas canarias de grandes balconadas de madera o viviendas humildes de muros recios de piedra negra. Medianías como las de Guía de Isora, Granadilla de Abona o Los Realejos, en Tenerife. Como Teror, Telde, Agüimes, Artenara y Tafira, en Gran Canaria. O como Valverde, la capital de El Hierro.
Más info: Turismo de Canarias
5. Miradores de El Hierro (El Hierro)
El Hierro es una isla vertical, en la que los volcanes modelaron laderas cortadas a pico. Nada mejor para visitarla que una ruta por los miradores naturales que dejaron las escorias y las lavas. El más famoso de todos está en la carretera vieja de Valverde a Frontera: es el mirador de la Peña. Otro impactante balcón es el mirador de Jinama sobre el valle de El Golfo, sumido siempre en esa humedad verde y melancólica con la que los alisos impregan la roca herreña. El mirador de Tanajara queda cerca de El Pinar. Una atalaya perfecta para disfrutar de los atardeceres sobre los pinares que han dado nombre a la localidad. Y poco antes de la aldea de Isora encontraremos el mirador de Las Playas, uno de los más soberbios de la isla, con una pared negra de mil metros de desnivel que cierra la vertiente oriental de esta isla-everest.
Más info: Patronato de Turismo de El Hierro.
6. La ruta de los volcanes (La Palma)
Todo el espinazo montañoso de La Palma es un cordal de volcanes extintos cercanos a los 2.000 metros que forman uno de los paisajes más espectaculares del archipiélago. Y por él corre la senda más espectacular también de todas: la ruta de los Volcanes. Un sendero que comienza en el refugio del Pilar enlazando cráter con cráter a través de un paisaje torturado y único. La ruta de los volcanes no presenta ninguna dificultad técnica, pero precisa de una buena condición física para afrontar la larga caminata. El primer cráter por el que se pasa es el del Birigoyo, de 1.774 metros de altitud. Es el tramo más abrupto, pero nada más coronarlo, el caminante podrá disfrutar de una de las mejores vista de toda la isla. Hacia el Norte se divisa la el parque nacional de la Caldera de Taburiente. Coronándola, el Roque de los Muchachos (2.426 metros). Al Sur, si el día está claro, se aprecian las cercanas islas de La Gomera. El Hierro y Tenerife. Luego se pasa por el volcán Nambroque, y un nuevo ascenso hasta llegar al cráter del San Juan, también conocido como Hoyo Negro. Fuencaliente es el punto y final de esta increíble excursión al Averno.
Más info: Turismo de La Palma
7. Caleta de Famara (Lanzarote)
Es uno de esos lugares hechizantes del que caes rendido sin saber por qué. No tiene nada de especial, y sin embargo rezuma el olor de los lugares elegidos, de las lejanías que poseen la virtud de sacarte del mundo real para transportarte a otro donde todo es paz y silencio. Las calles son de arena; el urbanismo es caótico,el viento sopla sin piedad, el azul del mar se sale del mar para envolver el caserío. En la Caleta de Famara el concepto espacio adquiere otra dimensión. Porque los espacios parecen aquí infinitos, abiertos hasta la eternidad. La caleta, que en realidad es un enorme playazo, queda cercada al norte por los acantilados de Famara, una muralla negra donde se enredan los alisios que llegan del Atlántico. Por el sur, en cambio, el arenal fuga sin que nada lo detenga hasta donde se pierde la vista. Un lugar para llegar, enamorarse y quedarse.
Más info: Turismo de Lanzarote
8. Barrancos de Guayadeque y Tirajana (Gran Canaria)
Gran Canaria es un isla vertical con increíbles paredes de piedra que parecen talladas para proteger algún tesoro oculto. Entre ellas se abren grandes tajos que rasgan la coraza pétrea de la isla en canal, barrancos que se descuelgan desde las cumbres hasta el mar por efecto del agua de escorrentía. Como el de Guayadeque, que estuvo profusamente habitado por los canarii, los aborígenes de las islas antes de la llegada de los castellanos. Los barrancos de San Bartolomé de Tirajana fracturan todo el sector sureste de la isla. Entre estos tubos de piedra se esconden parajes fabulosos como los riscos de Tirajana, o el palmeral de Taidia, donde hay numerosos yacimientos prehispánicos. En el barranco de Fataga se localizó la interesante necrópolis de Arteara.
Más info:Patronato de Turismo de Gran Canaria
9. Punta de Orchilla y ladera del Julan (El Hierro)
Orchilla es un sensacional lajial de lava volcánica al que hoy se accede por una pista de tierra, después de mil curvas y vueltas, que no hacen sino magnificar el descubrimiento de un paisaje salido del fuego y el magma. Desde aquí, en línea recta y sin un golpe de timón, los alisios llevan cualquier cosa que flote directo a las costas de Venezuela.Otro lugar impactante formado también por los volcanes es El Julan, monumento natural que derrama sus escarpes de lava solidificada directamente desde la cumbre de Malpaso, a 1.501 metros de altitud, hasta unos 500 metros por debajo del nivel del mar.
Más info:Patronato de Turismo de El Hierro.
10. Península de Jandía (Fuerteventura)
Es el más conocido de estos 12 rincones "poco conocidos". Pero no quería dejar fuera a Fuerteventura, una isla que parece un pedacito del Sahara que quedó varado en medio del océano. Más que una playa tranquila, la península de Jandía es un universo de litoral virgen que ocupa toda la porción sur de la isla. Un universo de arenas solitarias y piedra desnuda, accesible solo por una pista de tierra, en el que si exceptuamos algunas tropelías urbanísticas como las de Costa Calma o Morro Jable, solo encontraremos kilómetros y kilómetros de playas solitarias de arena fina y dorada, aguas de color esmeralda que nada tienen que envidiar al Caribe y una ingente riqueza biológica.
Más info: Turismo de Fuerteventura
11. Santa Cruz de la Palma (La Palma)
Aunque la primera impresión del visitante que llega a la capital de la isla de La Palma es de que se trata de una ciudad moderna más, basta deambular por su casco antiguo para darse cuenta del maravilloso tipismo colonial de Santa Cruz. A destacar la plaza de España, sin duda el rincón más coqueto de la ciudad. Otro monumento a resaltar: La iglesia de El Salvador, que comenzó a construirse tras la incorporación de la isla a la corona de Castilla, en 1492. El edificio civil más importante de la plaza y de la isla es el Ayuntamiento, también de estilo renacentista, construido para sustituir al antiguo edificio, quemado por los piratas franceses en 1553.La galería porticada de la primera planta nos recuerda a otros edificios civiles de la Península y también de la lejana América.
Más info: Turismo de La Palma
La isla de La Gomeraalberga uno de los bosques más peculiares de España: la selva húmeda de laurisilva, vestigio relicto de los bosques que en el Terciario poblaron toda la cuenca mediterránea y que apenas han sobrevivido en Sudamérica y en las escarpadas laderas de algunas islas macaronesias (Canarias, Azores y Cabo Verde) gracias a la envoltura de nieblas que ascienden desde el Océano e impregnan las cumbres de estas islas. La laurisilva no es un árbol sino un tipo de bosque formado por diversas especies que tienen en común hojas recubiertas de una especie de cera que las protege del clima húmedo y cálido en el que crecen; como el laurel, del cual toma el nombre. El monteverde, como le llaman los canarios a la laurisilva, de La Gomera ocupa casi 5.000 hectáreas, la tercera parte de todo este bosque húmedo y misterioso que aun queda en el archipiélago canario.
NOTA DEL AUTOR: en una primera versión de este texto se incluían las pirámides de Güimar, en Tenerife, a las que les atribuía erróneamente un origen guanche. Sin embargo, la mayoría de arqueólogos se inclina a pensar que son obra de agricultores del siglo XIX. Ante la controversia y dado que este post no lo patrocina nadie (pese a lo que se malician algunos comentaristas) las he eliminado y sustituido por el parque nacional Garajonay.
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