Mujeres de Manhattan
La vida de excesos de algunas habitantes del Upper East Side llega a un libro que enfurece a sus protagonistas
Una de las primeras preguntas que hacen en Nueva York al conocer a alguien es “¿dónde vives?”. La gente es juzgada, clasificada y, a veces, sentenciada por el barrio en el que reside porque, a grandes rasgos, se puede saber su sueldo medio y aproximado por el alquiler de las casas, y hasta los gustos más personales por el ocio que ofrece la zona.
Así empieza su libro, Primates of Park Avenue, la investigadora social y escritora Wednesday Martin, explicando las divisiones cardinales y socioeconómicas de la isla de Manhattan. Ni de Brooklyn, ni de Queens o Harlem, solo Manhattan porque para los habitantes del barrio que ha estudiado, el Upper East Side, no existe nada más allá y, según ella, si pudieran se moverían sólo en las exclusivas manzanas situadas entre Lexington Avenue y Central Park; y entre las calles 96 y 60. Allí viven los neoyorquinos más ricos. Los que van en helicóptero a su casa de los Hamptons, tienen avión privado, niñeras y chóferes. En plural. “Tienen tutores para ayudar a los niños de tres años a preparar sus exámenes y entrevistas para poder acceder a la guardería. También asesores de juegos para niños de cuatro años que no tienen tiempo de jugar porque tienen demasiadas clases de enriquecimiento”, cuenta Martin en el libro que ha levantado ampollas entre las que fueron sus vecinas.
“Este libro es la historia que descubrí cuando decidí estudiar la maternidad en Manhattan según vivía la mía”, escribe la autora. Martin residía con su marido en el West Village hasta que, después de los atentados del 11-S y a punto de tener un hijo, decidieron mudarse al Upper East Side, más tranquilo y con mejores colegios. Al llegar, enseguida confirmó que “las madres del Upper East Side eran, de hecho, una tribu aparte”. Y, entre ellas, Martin era “una primate hembra transferida a un nuevo grupo”; y como tal, la miraban con recelo, e incluso “la echaban de la acera” por no llevar “escudo y espada”, el símbolo máximo de poder en la zona: el bolso Birkin de Hermès.
Asombrada ante lo que veía a su alrededor, Martin decidió empezar a observar a estas mujeres y a estudiar sus usos y costumbres. Tanto se acercó que acabó convirtiéndose en una de ellas, con Birkin incluido. Ahora lo ha contado todo en estas “memorias” en las que describe la vida estresada de estas mujeres que para llevar a sus hijos al colegio se visten como si fueran al “la primera fila de la Fashion Week”, que empiezan a beber alcohol a las once de la mañana, pagan 3.500 euros anuales por el gimnasio; y no superan un día sin una pastilla de Xanax o Valium.
Casi todas, continúa Martin, son mujeres bien educadas, profesionales que abandonaron sus carreras al casarse y decidieron dedicarse a cuidar de la casa y los hijos. En plural también. Porque tener muchos vástagos significa que pueden pagar muchas matrículas carísimas en guarderías y colegios exclusivos. Aunque en ningún momento da nombres, Martin define a estas mujeres como “las geishas de Manhattan”.
En los últimos años, la televisión es el medio que más se ha esforzado en retratar a estos personajes
Ante la atención mediática recibida, el libro de Martin ha sido mirado con lupa por sus protagonistas y por los medios de comunicación. Las afectadas niegan todo o casi todo, y no creen que lo que pasa en su barrio sea peor (o mejor) que lo que ocurre en otras zonas exclusivas de Manhattan, como Tribeca o el Upper West Side, donde precisamente vive ahora la autora. Además, el New York Post encontró muchos errores cronológicos y lagunas en el relato de Martin, empezando porque ella no vivió seis años en el Upper East Side como dice, sino tres.
El bolso Birkin de Hermès se ha convertido en el símbolo de máximo poder en la zona
La editorial del libro, Simon & Schuster, anunció esta semana que añadirá en las próximas ediciones una fe de erratas. Mientras, Martin ha parado su ronda de entrevistas y los grupos de Facebook de Upper East Side Mommas echan humo. Eso sí, los habitantes neoyorquinos externos al barrio no parecen tan sorprendidos con lo desvelado.
Aunque las madres del Upper East Side hayan puesto el grito en el cielo ante la fotografía que ha hecho de ellas Wednesday Martin, no es la primera vez que son retratadas como princesas entre algodones de Hermès y Prada y litros de vodka y Chanel. Para Blue Jasmine, Woody Allen se basó en el caso real de una mujer forzada al destierro en el barrio cuando su marido lo perdió todo. “¿Te puedes creer que tuve que mudarme a Brooklyn?”, decía, al borde del colapso, el personaje interpretado por Cate Blanchett, y protegida aún por lo único que se había negado a empeñar ante su ruina: su Birkin.
Pero en los últimos años, la televisión es quien más se ha esforzado en retratar a las habitantes privilegiadas de esta zona de Manhattan. De los caprichos de las chicas de Sexo en Nueva York a la feria de vanidades de los protagonistas de Gossip Girl. La última en hacerlo, en el mismo tono irónico que Primates of Park Avenue, es Odd mom out, serie en la que su protagonista, como Wednesday Martin, es nueva en el barrio y sufre el rechazo y acoso de estas “chicas malas”. Hasta que al final acaba convertida en una de ellas: rubia, con bótox y Birkin.
La autora concluye en su defensa que se atuvo a los hechos y reconoce que, a pesar de sus hábitos, estas madres quieren lo que todas las del mundo: proteger a sus hijos.
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