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Blogs / Gastro
Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel

¿A qué sabe la carne de búfalo?

José Carlos Capel

En cuanto Dani Ochoa me comentó que en Montia servían carne de búfalo organizamos la visita. Sentía enorme curiosidad por ver a estos bóvidos oriundos del sudeste asiático trasladados a un lugar de la sierra de Guadarrama donde se reproducen y engordan.

¿Cómo empezasteis? Había una pequeña cabaña en la empresa Lácteas del Jarama y en algún momento dejó de interesarles. Entonces comenzamos a comprarles animales. Llevamos diez años con este tipo de ganadería y ahora parece que despega. Cada tres meses sacrificamos un búfalo con más de doce meses que vendemos a restaurantes.

Nunca he visto esta carne en la carta de ningún restaurante. Los hosteleros la venden como ternera o vaca, es tierna y tiene un sabor agradable. Se cotiza más que la ternera.

¿De qué se alimentan? De pastos, hierbas y rastrojos, lo que dan las praderas. Son animales rústicos, igual que cerdos ibéricos.

¿Y la leche? Es otro negocio, no nos interesa. Somos una granja donde también criamos pollos de campo y cerdos ibéricos que enviamos a Ávila.

¿No hacéis ninguna promoción? Hemos vendido hambuguesas y perritos en el mercado que organiza la Cámara Agraria en la Casa de Campo. Nos los quitan de las manos, a todo el mundo le gusta.

La visita fue rápida pero intensa. Después de zigzaguear por las carreteras de la Sierra llegamos a Montia, en El Escorial cuya filosofía de cocina se sigue radicalizando. Luis Moreno y Dani Ochoa apenas recurren al mercado, les bastan sus proveedores del entorno aparte de lo que consiguen ellos mismos. Recogen setas en temporada, pescan carpas y tencas en charcas y pantanos y, como mucho, acuden a provincias colindantes como Valladolid y Segovia para conseguir aves o espárragos. Por supuesto, en su bodega no hay otra cosa que vinos naturales.

Tal y como Dani me había comentado, al hilo de su menú conseguí probar la carne de búfalo. Primero en un tartar aderezado con mostazas frescas que por la mañana habíamos recolectado en una huerta biodinámica de Bustarviejo. La carne, picada a cuchillo y con aliños que no la enmascaraban, me pareció muy fina, de sabor más intenso que cualquier ternera.Después, llegó un churrasco de búfalo a la parrilla con cebollitas y mostaza fresca, especialmente sabroso, con una grasilla tan buena como la propia carne.

“Cuando pescas tú mismo, recolectas setas u hortalizas o sacrificas animales, la percepción que tienes de los productos es diferente”, me decía Dani. “Un muslo de pollo deja de ser un trozo de carne para poseer un significado que se relaciona con tu propio hábitat y el medio ambiente”. Nuestra conversación entraba en uno de los terrenos que más me gustan. Como tenía que regresar la aplazamos para otro momento.

Me marché después de felicitarles por redescubrir productos de proximidad y llamarlos por su nombre. En este caso por sacar a la luz una carne que se ha estado consumiendo en el anonimato. Sígueme en Twitter en@JCCapel

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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