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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

La revolución de la energía limpia africana empieza aquí

Por Kevin Watkins(@kwatkinsodi), Director del Overseas Development Institute y autor principal del informe 2015 del Africa Progress Panel Report, Poder, Gente, Planeta.

Foto: BusinessGreen.

“Haremos la electricidad tan barata que solo los ricos podrán permitirse encender velas”, dijo Thomas Edison, inventor de la bombilla moderna. Fue hace casi un siglo y medio. Es inevitable pensar qué opinión tendría hoy Edison de la pobreza energética que arruina la vida de millones de personas en África.

Con una población de casi mil millones de personas, África subsahariana produce menos electricidad que España (47 millones de habitantes). Hervir agua en una tetera un par de veces al día en el Reino Unido supone cinco veces más electricidad que la que utiliza un maliense a lo largo de un año. 621 millones de personas en África -dos tercios de la población- viven sin electricidad. Y los números están creciendo. Nigeria es uno de los principales exportadores de crudo del mundo pero 93 millones de nigerianos dependen de la leña y el carbón vegetal para calentarse e iluminarse. Al ritmo actual, no existe ninguna posibilidad de que África alcance en 2030 el objetivo global de garantizar energía para todos.

A diferencia de las sequías, las epidemias de salud o el analfabetismo, la energía de África rara vez llega a las portadas de los medios. Pero sus costes sociales, económicos y humanos son devastadores. Una electricidad inadecuada y poco fiable desincentiva las inversiones. Los cortes de luz detraen al crecimiento económico entre 2 y 4 puntos anuales, obstaculizando los esfuerzos por eliminar la pobreza y crear empleo. El humo tóxico que desprenden la madera y el estiércol que arden en las estufas mata a 600.000 personas cada año, la mitad de ellos niños. Los centros de salud son incapaces de refrigerar las vacunas que salvan vidas y los jóvenes carecen de la luz que necesitan para estudiar.

Las decisiones políticas están en la raíz de la crisis energética de África. Los servicios públicos de electricidad son célebres por su ineficacia, en particular cuando se trata de atender a los consumidores pobres. Esto se debe en parte a una mala política de precios y a la escasa inversión. Pero también a que estos servicios son vehículos para el mecenazgo político y, en ocasiones, el robo institucionalizado. El año pasado desaparecieron del servicio tanzano de electricidad 120 millones de dólares, a través de una compleja red de compañías en paraísos fiscales. La Power Holding Company de Nigeria (PHCN) se ganó el irónico apodo de ‘Por favor, tengan velas a mano’ [Please Have Candles Nearby, en el inglés original]. Hoy, sin embargo, el humor empieza a dejar paso al desacuerdo y a la protesta, lo que hace saltar las alarmas políticas.

La verdadera escala del déficit energético africano alimenta a menudo una sensación de fatalismo y parálisis. Con todo, en la otra cara de esta crisis existen enormes oportunidades. África subsahariana tiene algunos de los recursos más abundantes y menos explotados de energías renovables, especialmente energía solar.Con los precios de los paneles solares desplomándose, hay una oportunidad de que compañías y gobiernos conecten a millones de hogares pobres con sistemas asequibles de pequeña escala y fuera de redque permitan sortear los servicios oficiales.

Dos universos energéticos: 47 millones de españoles consumen casi el doble de electricidad que 860 millones de africanos.

Esto ayudaría de manera particular a los más pobres. El último informe del Africa Progress Panel, publicado hace pocos días, calcula que 138 millones de hogares que viven con menos de 2,5 dólares al día gastan 10.000 millones de dólares anuales en productos relacionados con la energía, incluyendo carbón, velas y queroseno. Si lo medimos de acuerdo al coste por unidad, estos hogares pobres pagan de 60 a 80 veces más por su energía que los habitantes de Londres o Manhattan. La energía solar fuera de red podría recortar estos costes, liberando recursos para inversiones productivas, salud y educación, lo que reduciría la pobreza e incrementaría la esperanza de vida.

Si creen que este es un sueño imposible, piénsenlo mejor. Bangladesh ha instalado más de 3,5 millones de sistema solares fuera de red, y está previsto el doble para los próximos años. ¿La clave del éxito? El apoyo financiero y técnico del gobierno, aliado con nuevos modelos de negocio. En África, la vibrante industria solar fuera de red está lista para despegar. Lo único que falta en la mayor parte de los países es la acción de los gobiernos para apoyar, estimular y facilitar estas inversiones.

Apoyar el desarrollo a gran escala de las energías renovables no solo es hacer lo más correcto para África. También es lo más inteligente para enfrentar el cambio climático. Uno de los síntomas de la pobreza energética africana es la destrucción de bosques para producir carbón vegetal para las crecientes poblaciones urbanas: menos árboles equivale a la pérdida de vitales sumideros de carbono.

La energía solar de pequeña escala puede facilitar a millones de personas el primer paso en la escalera energética. Pero lo que no hará es cubrir en el medio plazo el vacío energético que dejen los servicios de gran escala. Los gobiernos africanos deben aspirar a un crecimiento anual del 10 por ciento en la generación de energía durante las dos próximas décadas, más o menos cinco veces el ritmo actual. Países como Etiopía, Kenia y Ruanda han demostrado que esto es posible. Los tres han incrementado la inversión pública al mismo tiempo que atraían inversión extranjera de gran escala. Los donantes de ayuda pueden contribuir aportando créditos puente y ayudando a reducir el riesgo de estas operaciones.

A lo largo de la historia la electricidad ha alimentado el crecimiento que ha creado empleos, reducido la pobreza e incrementado la calidad de vida. Ahora, después de casi 150 años desde que Edison que desarrollase su bombilla, es el momento para poner en marcha la revolución energética de África. Al mundo no le falta ni la financiación ni la tecnología para lograrlo: todo lo que necesita es la conexión vital de la cooperación internacional con la voluntad política. Este es el año en que eso puede ocurrir.

[Los diez miembros del Africa Progress Panel, liderado por Kofi Annan, promueven al más alto nivel el desarrollo equitativo y sostenible de África. El Panel publica cada año su informe de referencia, el Africa Progress Report. Para más información, o para obtener una copia del informe, visitewww.africaprogresspanel.org.]

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