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"Papa Playmol ha muerto"

Horst Brandstätter falleció el pasado 3 de junio a los 81 años

El dueño de Playmobil, Horst Brandstätter.
El dueño de Playmobil, Horst Brandstätter.PLAYMOBIL

El comunicado que dio a conocer, el lunes pasado, la fábrica de juguetes Geobra- Brandstätter, para anunciar la muerte de su propietario, el legendario Horst Brandstätter, mencionó un logro suyo que nadie se atrevería a cuestionar. “Su idea revolucionó el mercado de los juguetes y le regaló una eterna sonrisa a los niños de todo el mundo”, señalaba el comunicado. "Los niños lo conocían como Papá Playmol y para sus empleados era simplemente Hob", añadía el mensaje de la firma.

Es cierto. "Papa Playmol", que murió el miércoles de la semana pasada, poco antes de cumplir los 82 años, fue un empresario que tuvo una idea genial que lo convirtió en multimillonario y en un personaje casi de leyenda en su propio país, gracias a una diminuta figura de plástico que sólo mide 7,5 centimetros de altura y que está compuesta de siete partes: El famoso muñeco de la familia Playmobil, quizás la única creación artesanal destinada a alegrar la vida de los niños, que terminó convirtiéndose en una inédita obra maestra planetaria.

¿De que otra forma se puede calificar el éxito que tuvieron las diminutas figuras que fueron diseñadas por Hans Beck, quien recibió el encargo de su jefe de crear, en un lejano 1974, un juguete que utilizara la menor cantidad de plástico posible pero que conservara su atractivo para los niños?. El diseñador creó tres figuras, un indio, un caballero de la Edad Media y un obrero.

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La leyenda relata que Horst Brandstätter, agobiado por la crisis del petróleo, que convirtió las materias primas derivadas del oro negro como el plástico, en productos casi de lujo, decidió ofrecer su creación en la Feria Mundial de Juguetes, que cada año se celebra en la ciudad de Nürenberg. Nadie le hizo caso, excepto un comerciante holandés, que decidió pagar un millón de marcos de la época (unos 500,000 euros) para comercializar las figuritas.

Fue el comienzo de un arrebatador éxito mundial. "El éxito de las figuritas nos salvó de la ruina", confesaría años más tarde, el ya famoso Papa Playmol. Las figuritas no solo salvaron de la ruina a la empresa familiar, sino que la convirtieron en una firma admirada y, algo raro en el mundo de los negocios, querida por una extensa familia planetaria.

Las cifras no engañan. Desde 1974, más de 2.800 millones de figuritas adornan los cuartos de cientos de millones de niños en todo el mundo y si todos los diminutos muñecos decidieran darse la mano, darían 3,4 veces la vuelta a la tierra, una imagen que también fue utilizada por un periódico alemán para rendirle un póstumo homenaje a su creador. "Hoy han dejado de sonreír más de 2.800 millones de muñecos porque ha muerto su creador, Papá Playmol".

Horst Brandstätter nació el 27 de junio de 1933 en la pequeña ciudad bávara de Zirndorf, donde aún se encuentra la sede de la firma. Cuando cumplió 19 años, el futuro Papa Playmol ingresó a la empresa familiar, que entonces dirigían dos tíos suyos, convencido de que el plástico era el material que debía reemplazar al metal en la construcción de los juguetes. En 1958, el joven empresario saboreó su primer éxito cuando comenzó a fabricar el famoso Hula Hoops. La crisis del petróleo que amenazó al mundo industrial en 1973-74 provocó el milagro de hacer germinar su intuición de visionario. En los próximos 40 años, Papa PLaymol solo conoció el dulce sabor del éxito y la firma familiar creció hasta dar empleo a 4.200 personas. En 2014 la empresa registro un volumen de ventas de 600 millones de euros.

¿La receta del éxito?. "La clave está en dejar espacio a la imaginación del cliente, pero un adulto no se impresiona con la figura de un playmobil, porque es muy simple", solía decir el patriarca. "Su atractivo está en las historias que provocan en la imaginación de los niños, que es infinita".

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