Hay que refundar la FIFA

Joseph Blatter dimitió ayer como presidente de la FIFA, el organismo que dirige el fútbol mundial, apenas 72 horas después de ser reelegido en Zúrich tras una elección sorprendente y sonrojante. Blatter no ha podido soportar la presión de la oleada de corrupción destapada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI que, por el momento, ha llevado a la cárcel a siete directivos de la organización. La frase con la que argumentó la dimisión no tiene desperdicio: “Mi mandato no cuenta con el apoyo de todos”; esto ya lo sabía la semana pasada cuando algunos de sus protegidos fueron encarcelados.

El futuro inmediato de la FIFA es un próximo congreso extraordinario en el que se elegirá al sucesor de Blatter. Es el momento perfecto para acometer una refundación institucional que acabe con las facilidades actuales para las prácticas corruptas. Debería imponerse la limitación de mandatos, tanto en la presidencia como en el equipo directivo; el concurso público para adjudicar los Mundiales y los contratos añadidos; y someter a la FIFA a auditorías externas e internas, de cuentas y de gestión. Sustituir a Blatter es sencillo; cambiar la gestión para crear una organización transparente es más complicado.

Ángel María Villar no ha anunciado todavía que sigue los pasos de Blatter, a quien apoyó estrechamente como muestra de afecto entre compadres, y renuncia a la presidencia de la Federación Española de Fútbol. Y, sin embargo, sería lo apropiado.