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Tentaciones
sálvame del arte

"En la calle no soy nadie, pero en Internet me monto mis películas"

Tiene 30 años y vive con sus padres en el pueblo. Su situación es un arte. Literalmente

Carlos Primo

Hay artistas que se empeñan en serlo y artistas que no son conscientes de su trabajo hasta que alguien llama a su puerta y se lo dice. La exposición que Bolo Blas inaugura el próximo 12 de junio en Espacio Ananas (Toledo 49, Madrid) trae la puesta de largo de un joven que define su trabajo como una forma de pasar el rato y de explotar la dimensión más pop del folclore rural español. Sus imágenes componen bodegones monocromos con productos de droguería, figuritas de cerámica, menaje de cocina y flores de plástico, y sus días transcurren en un pueblo manchego desde el que a veces habla al mundo. Lo hace, claro está, a través de las redes sociales. Muchos de sus posts en Facebook comienzan con las palabras “Hola internet”, y es así como Bolo Blas concibe la red de redes: como un interlocutor sin prejuicios capaz de convertir el onanismo creativo de un nini (él lo expresa con términos menos académicos) en algo más sólido, o más absurdo, o ambas cosas a la vez. Ahora hablamos con él para descifrar sus bodegones, su relación con su madre y su visión del mundo del arte. Spoiler: también sale Enrique Iglesias.

¿Quién es Bolo Blas?

Pues un tío de 30 años que aun vive en casa de sus padres en Fuensalida (Toledo) y que, como aquí no hay mucho que hacer, se pasa el día en internet. Hay un meme maravilloso que me define muy bien: sale un gordo friki y el texto dice “en la calle no soy nadie, pero en internet me monto mis películas”.

El próximo 12 de junio inauguras en Espacio Ananas tu nueva exposición, basada en el libro Museum of Mother Art que publicaste el año pasado. ¿Cómo surgió?

Cuando estoy con mis padres me paso el día en Tumblr, barriendo la casa, fregando sartenes y limpiando las cacas del perro. Un día estaba con mi señora madre sacando la compra y ella inconscientemente empezó a colocar todo por colores e hizo sin querer un bodegón maravilloso de productos azules y tornasol. "Mamá, te has hecho una instalación", le dije mientras le hacía una foto. Ella me respondió “deja el puto móvil y ponte a limpiar". Subí la foto a Facebook y se me ocurrió la gilipollez del juego de palabras, así que me hice demasiada gracia a mí mismo y me monté un tumblr sacando fotos con el móvil de esos detalles de mi propia casa: momentos de orden excesivo, donde todo está colocado por colores y hay flores en todas partes. Poner flores es un modo de vida.

Y esa es la base de tu proyecto…

Sí, en mi trabajo adapto y mezclo las cosas mas cotidianas de la estética del típico hogar de tus padres y las filtro a través de la estética de internet. Supongo que mi gracia esta en los formatos. En el propio libro hay 10 paginas que son de este plástico transparente que se usa por ejemplo en los libros de anatomía y también una lámina lenticular en 3D como las de las vírgenes que venden en los chinos.

¿Cómo lo has adaptado a un formato expositivo?

En la exposición he incorporado dos secciones que proceden del imaginario doméstico. Por un lado está el mundo paralelo de las fotos de bodas, ese día donde hasta el mas garrulo se hace modelo, todo es posado, hortera y excesivo y parece que todo es transcendental… Pues bien, yo he cogido esa estética y la he adaptado a lo mío: fotografías feas de mi propia boda (falsa, más quisieran mis padres que fuera real) e imágenes que serían descartadas en un álbum normal.

Otro de tus temas estrella es la evocación de la adolescencia

Sí, de hecho en la otra habitación de Ananas pensé en la estética de los pósters y las revistas adolescentes. Me he basado en el mundo fan y en las imágenes de NSYNC y Enrique Iglesias, dos de las cosas que mas he odiado en mi adolescencia. Así que tengo unos treinta o cuarenta pósters para llenar la habitación de imágenes de mi mismo en diferentes eras de la estética pop, y un cartón piedra tamaño real, y más fotos.

¿Sales tú en ellas?

Sí, como ves es puro egocentrismo. Siempre he tenido una especie de obsesión con dar mala imagen y ahora hasta voy a tener imágenes en calzoncillos posando con cara de perro abandonado, fotos con pose dinámica, con morritos… hay de todo excepto fotos sensuales, porque el erotismo no me sale.

¿Se toma el mundo del arte demasiado en serio a sí mismo?

Muchísimo, y es un rollo. Yo no tengo ni puta idea de arte, al menos intencionadamente, ni siquiera sabía que yo mismo tenia un discurso. Simplemente hago cosas que se me ocurren y trato de "sacarle arte" a elementos que supuestamente carecen de él, como los álbumes de fotos de boda de pueblo, los pósters de la Vale o la Superpop o los propios floreros de flores de plástico que tiene cualquier familia en el salón.

¿Qué papel desempeñan tus orígenes (tu pueblo, tu familia, tu adolescencia) en tu trabajo?

Todo, o al menos la mitad, si consideramos que la otra mitad es internet. Mi propio nombre, Bolo Blas, es una expresión que mi madre usa para decir que soy un simplón o un tontolapolla. Vivo en un pueblo de Toledo y todo lo que hago es trabajar sobre lo que he visto y sigo viendo aquí, pero aprovecho este espacio para decir que busco un trabajo en la ciudad, porque estoy hasta la polla de la Mancha. Sé que si me mudo evolucionaré también artísticamente, pero realmente lo que quiero es dinero, así que sólo quiero que alguien me contrate.

Tu trabajo es, como poco, llamativo. ¿Qué clase de reacciones te has encontrado?

Pues por un lado muy buenas, porque hay gente a la que le encanta todo lo que hago, he participado en Jaal y Room Art Fair con Factoria de Arte y Desarrollo y me han publicado un libro que se vende en la central del Reina Sofía y en el Caixa Fórum, y todo ello sin haber estudiado nunca arte. No tengo dossier y ni siquiera sé hacer uno, difundo mi trabajo por internet sin intención real de llegar a nada y, sin embargo, aquí me tienes (aquí es cuando los artistas leen esto y me odian, ¡hola, artistas, estoy también en el Tentaciones!).

¿Y qué dicen los tuyos?

Aquí en el pueblo y en mi propia familia les parece que hago gilipolleces que os tomáis demasiado en serio en el mundo del arte. Mi propia madre, al ver el libro que, además, está dedicado a ella, me dijo : "¿Y quién va a querer ver mis floreros?". Luego me preguntó si había sacado la casa limpia.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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