De becario de Malick a discípulo de Cassavetes
'Krisha' fue rodada en nueve días, en la casa del director y con su tía como protagonista. Llegó a Cannes tras triunfar en el festival SXSW
Formarse al regazo de alguien como Terrence Malick de seguro que imprime carácter. Quizá por eso el veniteañero Trey Edward Shults, becario durante el rodaje de El árbol de la vida (2011), ha sido capaz en tan solo nueve días de rodar Krisha. Su solvente debut cinematoigráfico llega a la Semana de la Crítica de Cannes con el aval de su éxito en el emergente festival estadounidense de South by Southwest (SXSW) bajo el brazo. ¿Quién no tiene en su casa un familiar algo hippie que, tras años de ausencia, reaparece en Navidad para liarla parda? Shults cuenta con sus propios familiares y amigos como actores y utiliza la vivienda de sus padres a modo de set de grabación para narrar el tenso reencuentro de una mujer con los suyos en un día de Acción de Gracias explosivo. Las dificultades que la protagonista arrastra en la maleta en su regreso a casa irán resurgiendo a medida que transcurre la velada, y con ellos la hostilidad soterrada. Pero más que su mentor Malick, quien resuena en el murmullo y los silencios de este multitudinario evento familiar es John Cassavetes. Las entrañas del pavo son de las cosas más amables que se muestran ante la cámara del estadounidense en esta cinta inspirada ligeramente en los propios conflictos de su clan. Su tía en la vida real, Krisha Fairchild, es la protagonista y una de las pocas actrices profesionales de la película. Tentaciones habló con ambos a su paso por Cannes.
Primero rodaste la historia en formato cortometraje. ¿Siempre estuvo pensado el proyecto para ser un largometraje?
Trey Edward Shults: Sí. Fracasé miserablemente en mi primer intento de hacer la película, así que rodé un corto a modo de presentación previa, para que me ayudara a mover el proyecto y lograr los recursos necesarios.
Entonces rodar en la casa de tu madre, ¿Fue una cuestión de presupuesto o tenía una intención artística?
TES: Era lo más práctico y, como tenía ciertas ambiciones técnicas a la hora de colocar la cámara, lo mejor era rodar en un lugar que conozco como la palma de mi mano.
En todos tus cortometrajes anteriores hablas de tragedia y familia y en todos aparece tu tía Krisha. Es tu Gena Rowlands particular.
TES: Es una constante en mi trabajo. Ella es actriz profesional y quien me metió en este mundo. Hasta ahora he repetido temática de un modo intuitivo, quizá estoy procesando algo que quiero que salga de mi interior. he rodado las películas que me gustaría ver.
Krisha Fairchild: Lleva grabándome toda la vida, desde que era un niño y me perseguía por toda la casa con la cámara. Cada navidad hacíamos una película nueva. Con alguna que otra me daba cuenta que lo que hacía el crío iba más allá de las grabaciones caseras. Su visión tenía algo de especial.
Krisha, eres una actriz habituada al teatro y al doblaje y va tu sobrino y te coloca en un dramón en plano corto casi todo el tiempo. Aunque haya grandes golpes de humor, hay momentos muy intensos.
KF: Qué maravilloso. Él me conoce y sabe que siempre busco situaciones nuevas como actriz. Y este personaje tiene que mostrar sentimientos muy extremos que una actriz debe medir al milímetro.
SXSW ha sido vuestro espaldarazo. ¿Qué está pasando en ese festival que se ha hecho tan imprescindible incluso en Europa en tan poco tiempo?
TES: Hay una energía especial allí y el espectador se involucra mucho. El día que se proyectó Krisha por vez primera fue uno de los más felices de mi vida.
KF: Creo que una de las claves de SXSW es que es un evento no conectado con un mercado profesional, al contrario de lo que ocurre en Cannes, Berlín o Sundance. No está relacionado con el dinero y programan las películas que les inspiran.
TES: Además es un sitio loquísimo. Engloba también música y otras artes y las fiestas callejeras son antológicas.
Colaborar con Terrence Malick sí que debe ser una experiencia antológica.
TES: Trabajar con tu héroe a los 19 años es llegar y besar el santo. Acababa de abandonar la universidad para dedicarme la cine, para disgusto de mi madre, y fue justo lo que necesitaba para demostrarme a mí mismo y a los míos que mi decisión fuera la correcta.
KF: Yo ejercí de tía irresponsable. Fui la oveja negra que animó a Trey a que hiciera carrera en el cine y le conecté con Terrence Malick porque creía en él.
Krisha recuerda en sus formas a los proyectos del colectivo Borderline (Simon Killer, Martha Marcy May Marlene). Son historias muy DIY y bastante oscuras. Alguien debería bautizar a esta nueva generación de cineastas estadounidenses. ¿Qué coméis para que os salgan historias tan turbadoras siendo tan jóvenes?
TES: Supongo que los americanos no estamos echando a perder. Pero sí es cierto que algo está pasando. Adoro lo que hacen Bordeline. Precisamente en ellos me inspiré. También en Jeremy Saulnier y Blue Ruin. Pensé que si esos tipos podían hacerlo yo también podía rodar en mi casa...
¿Viste Green Room la otra noche en Cannes?
TES: Sí. El que más gritaba y aplaudía de la sala era yo. Me lo pasé en grande.
En mi casa no se celebra Acción de Gracias. ¿Puedo ir a la vuestra este año?
KF: Hecho, pero te advierto que no va a ser tan interesante como en la película. Solo en las partes divertidas. Por lo general somos una gran familia feliz que hemos tenido que pasar por un par de baches gordos a los que hemos sobrevivido.
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