Políticos y marmotas
Mientras los del ala perruna hacían campaña con los #freePistol #freeBoo, el resto del mundo pasaba de Johnny Depp y de la raza canina para concentrarse en otra especie animal: la marmota
Menos mal que ya estamos a lunes, con los perros de Johnny Depp back in the USA después de la marimorena de su entrada (ilegal) en Australia. Mientras los del ala perruna hacían campaña con los #freePistol #freeBoo, el resto del mundo pasaba de Johnny y de la raza canina para concentrarse en otra especie animal: la marmota.
Vivimos en interminable homenaje a El día de la marmota, aquella película en la que los hechos se repetían una y otra vez. Yo misma, este miércoles, no sabía si estaba en 1992 (qué maravilla, ¡veinteañera, de nuevo!) o en 2015 (¡Booooo!, pero no por el perro). Me desperté con la odiosa alarma de mi móvil, y un Bush que anunciaba su candidatura. La noche anterior me había dormido con el Saturday Night Live y una Hillary tronchante —la de la gran Kate McKinnon— ansiosa por trincar el Despacho Oval de Bill y ahuyentar a los espíritus del pasado en plan Carlos Jesús. Hillary contra Jeb. Clinton contra Bush. ¿Les suena? Día de la marmota total.
Nada en contra de perros ni marmotas. A mí el mundo animal me tira más que a Hillary un bote de laca. Entre cuatro hermanas sumamos ocho canes y 19 gatos, tortugas, hijos, maridos y otros bichos aparte, ¿eh? Pero no vayan a acusarme de brigittebardotismo, que para mí los niños siempre pasan por delante de las focas.
Superado el susto de los perros del Johnny, que no me dejaba dormir (¿se acuerdan del chiste, je, je?), ganan las marmotas. Son tendencia. Que Aznar y Felipe están todo el día en el periódico.
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