El Mont Saint-Michel vuelve a ser una isla
El Mont Saint-Michel, uno de los monumentos más visitados de Francia (más de tres millones de turistas al año), recupera su carácter insular.
Los cuatro kilómetros de mar que durante las pleamares aislaban esta abadía fortaleza de la costa se habían reducido a unas decenas de metros por la acumulación de sedimentos. Los expertos eran tajantes: si no se hacía nada, en 2040 el Mont Saint-Michel se vería rodeado de prados salobres.
Las obras para recuperar su carácter marítimo comenzaron en 2005. En 2009 se cortó la carretera de acceso y se cerró el aparcamiento situado en la base del monte; desde entonces, solo se podía acceder a pie o mediante un servicio de autobuses lanzadera.
En 10 años se ha conseguido invertir el proceso gracias a la presa construida en la desembocadura del río Cuesnon para devolver al mar, como una gigantesca cisterna de baño, los más de 700.000 metros cúbicos de limos que deposita cada año la marea alrededor de la roca.
Se ha construido un nuevo centro de recepción de visitantes y un puente pasarela para caminar sobre el agua. El proyecto, del arquitecto Dietmar Feichtinger, busca el equilibrio entre la belleza del escenario y la funcionalidad; según Feichtinger, “El acercamiento hasta el Monte es tanto un viaje como una escala, un tiempo necesario para alcanzar ese lugar perdido en la lejanía del horizonte marítimo”.
Ahora, el Mont Saint-Michel vuelve a quedar aislado por el agua durante unas horas, coincidiendo con las grandes pleamares. Algo que no se veía desde hace 130 años.
En este enlace podéis ver una estupenda fotogalería de Gema García, autora de las fotos de este post.
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