El perro de Esperanza Aguirre, estrella sorpresa de la campaña
La candidata a la alcaldía de Madrid saca a relucir en Twitter un arma infalible para conquistar el voto ciudadano: un animalito político llamado Pecas que manda más que ella
Gracias a un tuit de PP Madrid, destapamos un género muy poco explotado en los mimbres mediáticos que necesita desde ya un estudio más profundo: las mascotas políticas. Ojito con lo que se ha publicado hoy en la red social.
Esa monería de jack russell terrier llamada Pecas participó muy activamente esta mañana en un acto político. Acudió a una cumbre junto a la veterana del PP y otros amos en una cafetería de la madrileña calle Zurbano para exigir que Madrid sea una ciudad más perro-friendly. Incluso retomó su abandonada cuenta propia de Twitter (@SoyPecas, 1450 seguidores y subiendo) para reforzar su reclamo.
Esto nos lleva a preguntarnos, primero, sobre el cuestionable uso de un animal doméstico con fines electoralistas; pero después, y mucho más importante, ¡sobre el fascinante mundo del político y su mascota! ¿Cómo es esta relación? ¿Existe? ¿Y si es así, será igual que la del resto de la humanidad? ¿Se inspiran mutuamente? ¿Hay amor o están juntos solo por interés? Demasiadas cuestiones por saldar. Veamos algunos ejemplos cercanos que inspiran esa estudiada ternura.
OBAMA: MODELO Y PIONERO
En Estados Unidos, Sunny o Bo, perros de aguas, tienen categoría mediática y miles de followers. La familia Obama lleva eones de adelanto en estas lides. El affaire de la Casa Blanca con los canes se remonta al mandato de George Washington —1789 a 1797— y alcanzó altura mediática con los Kennedy. A las mascotas de los Obama solo les falta hacerse selfies. Están súper bien adoctrinadas para los posados navideños y están plenamente integradas en la agenda política de su país (y, por ende, del planeta).
¿Y EL POLÍTICO ESPAÑOL, QUÉ?
Poco sabemos de los políticos y sus animalitos en nuestra chica patria; pero Pecas ha abierto la veda. Nos ha hecho recordar a aquel Jose María Aznar luciendo su porte de macho alfa con sus tres canes por las costas de Guadalmina (Málaga), desafiando las normas vigentes por llevarlos sueltos y sin bozal. El Ayuntamiento de Marbella desestimó sancionar al expresidente.
También a Alberto Ruiz-Gallardón con su perra Olimpia, una beagle profundamente comprometida con la causa política, ya que su nombre viene de los infructuosos intentos de su amo por albergar unos Juegos Olímpicos en Madrid.
Pero el que demuestra una ternura sin límites es José Antonio Monago haciéndole carantoñas a su perrito salchicha Tim, que pese a no tener un aspecto muy hiphopero, (el rap es la gran pasión del extremeño) le ha robado el corazón. ¡Ay qué cosita tan mona! (Tim, claro).
Pero no solo hemos visto perritos en el PP; hace no mucho tuvimos ocasión de contemplar a Pablo Iglesias posar como un galansote en una ladera con un perrito mestizo (como cabría esperar). No teníamos la certeza de que fuera suyo... Efectivamente, es de su ex, Tania Sánchez, que se lo prestó para alguna foto informal en la prensa. Es una perrita, se llama Lola y es asidua a los parques de Rivas Vaciamadrid.
¿Será la vida política nacional muy perra? Nuestras vidas ganarían mucho si logramos saber más de las mascotas de los responsables de los partidos españoles. Me encantaría saber cuántas veces al día sale Pecas y con quién. También conocer si Alberto Garzón o Pedro Sánchez comparten sus horas más introspectivas con un fiel amigo de cuatro patas. Cualquier información al respecto aportará mucho a esta nueva vertiente periodística y, por supuesto, a la recta final de campaña electoral. Así que agradecemos de antemano cualquier aportación ciudadana. Porque los animalitos no entienden de colores ni de ideologías. ¿O sí?
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