10 fotosEuropa, el nombre de mi sueñoEste relato ilustrado forma parte de un proyecto de libro en busca de editor. Esta es la historia del derecho a un futuro mejor, ese por el que miles de africanos se juegan y pierden la vida en su periplo 06 may 2015 - 10:16CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceMe han dado un pedazo de tierra dolorida, llena de cicatrices, de heridas que no cierran. Que teme despertar una mañana vacía de hombres, niños y mujeres. Teme que la historia la abandone en un rincón de los museos. Y con miles de muertos que se preguntan el por qué de esta guerra. ¿Por qué nos llaman pobres si rica es nuestra tierra?Llena está mi tierra de traiciones. Señores, gobiernos y corruptelas se reparten los mares y montañas, los ríos y desiertos, y hasta las piedras se llevan… Y en un coro unánime dicen que ayudarnos quieren. Cada humillación se suma y crece, cada miseria se acumula. Estos son los dolores de mi continente, grandes son y no acaban.Han reducido el mundo a una pequeña prisión. Condenando a sus habitantes a una pena perpetua. Las rutas del miedo me conducen hasta quien, desde el cielo, detecta la ignorancia de mis pasos. Soy rastro de presa fácil. Como una maldición que no acaba, me han dado un camino hacia ninguna parte. Un periplo lleno de renuncias. Y mi fuga no admite intermitencias: escapo de un lugar para llegar a otro del que huir.Desde aquí pueden verse las cancelas,echadas sobre el sueño de otra costa.(¿Será cierto que sabe como el entusiasmo y la abundancia?)Europa: el nombre de mi sueño.En el cayuco viajamos inmóviles como exóticas esculturas. En la fosa marina, los remos chocan contra cuerpos escondidos, que descosen sus labios con los golpes. Es la advertencia de los náufragos, de los muertos que no desaparecen. La palabra “inmigrante”... ¡es noticia! Pero solo existimos si ya no existimos, ahora somos un número a golpe de titular de tragedia. Periódicos de papel mojado se hunden en el mar olvido.Tras la travesía, mi reflejo que fue nítido: se desfigura. Oigo la voz de los náufragos: “¡Tuviste suerte! Huye hermano, sal a la carrera. Ya hay quien te observa y te señala, la orilla es alguien que te apunta. No hay tiempo para llorar por nosotros los desparecidos, los muertos sin nombres, los no identificados, los que jamás volveremos a dar noticias a nuestras familias. ¡Corre, esconde tu sombra en la noche!”Han pronunciado a coro la sentencia infamante, la palabra “ilegal”, que el poder reserva al extranjero. El fallo estaba escrito: “Tu eres contra ley. Nuestros son tus derechos”. Para existir sujeto a sus permisos, han izado una montaña de papeles que no entiendo. ¡Sus despachos y leyes huelen a engaño!Cuando la confusión convierte lo posible en un túnel vacío y tortuoso, un laberinto que repite “nadie, nadie”… En este lugar que llaman progreso, busco la sombra de un árbol y no la encuentro.¡ Oh tierra, perdona. Cada día te ofendemos más! ¡Te ignoramos y destruimos más! Deambulo sobre ella: “Europa”. Y reviento el sueño: reunirse conmigo. Desde aquí ya no creo en el deseo que vigilan las fronteras.Ahora, definitivamente soy él, el “otro”, el que querían: excluido y disuelto en la añoranza. Culpable sin palabra. "Vino a robar", decían. Y he sido despojado de mí mismo, para ser nadie. Transformado en imagen, me han dado un papel con mi nombre y apellido: “flujo migratorio”. Y en la penumbra aguarda: mi identidad, traicionada.Solo despierto al ver mi suerte repetida. Un ovillo de cuerpos golpeados: mercancía de huesos retenida para la inmediata deportación. Donde el silencio es orden si es “ilegal” quien muere. Expulsado del sueño, la travesía ha concluido. Ahora, la vigilia, una sombra que crece de espaldas a la luna.FIN