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Una historia que acabó bien (entre 100.000)

Isabel Valdés

Una de las imágenes del libro El silencioso amigo del viento.

Vadim clavó los ojos en Lisi. Estaban en un parque; ahí empezó todo. Vadim es un galgo negro. Lisi Gutiérrez es una humana enamorada de Vadim -de los animales, en realidad-. Ella, leyendo un día de hace cuatro años la prensa, conoció SOS Galgos (una asociación sin ánimo de lucro dedicada al rescate y defensa de ese animal); ellos le hicieron una entrevista para elegir un perro que encajara en su rutina, y saber si ella encajaba con la vida de alguno de sus protegidos. Y llegó Vadim, el responsable de que Lisi se pusiera a anotar ideas sobre un papel que ahora se han convertido en un cuidado libro de 80 páginas, ilustrado por Rafael Jaramillo: El silencioso amigo del viento.

“Él fue el detonante de que yo me pusiese otra vez a escribir, aquel día, en aquel parque, mientras me miraba, tuve una especie de epifanía”, ríe Lisi, responsable de comunicación y marketing en una fundación catalana. “Me planteé de repente cómo había llegado hasta aquí, lo que había tenido que soportar y la normalidad con la que él lo vivía”. La historia de la raza en España lleva décadas sufriendo el maltrato de los propietarios una vez que acaba la temporada de caza, cada febrero. “Más o menos desde que se volvió una actividad cinegética masiva”, alegan desde Galgos 112. Según los cálculos de esta asociación nacional, al año, una media de 100.000 galgos y podencos son abandonados y 75.000 mueren de forma violenta.

Una de las ilustraciones de Rafael Jaramillo para e libro.

Lisi Gutiérrez es conocedora de esta realidad cruel que sufre aproximadamente un 10% (según cálculos del pasado año de SOS Galgos) de los 500.000 galgos de caza federados que hay de media cada año en España; por eso, El silencioso amigo del viento habla de la aridez de una vida que transcurre entre las perreras de las casas de campo en las zonas de caza, la carrera tras la liebre y el final, con más o menos suerte, de esta raza que otrora era dignificada. “También reflejar la belleza y la dignidad del galgo, y, sobre todo, su gran capacidad de mirar hacia delante”, aseguran los autores en la presentación de la historia ilustrada.

Cuando Lisi empezó a pergeñar el relato en su cabeza, la ilustración no formaba parte de él: “Eran pensamientos sueltos, nada más. Pero de repente encontré a Rafa mientras buscaba un ilustrador para un amigo escritor y entonces pensé que él era la persona que quería que pusiera la imagen a esta idea”. Ella terminó el texto, se lo pasó a Rafael Jaramillo y, después de un año y medio, se puso a dibujar. “Desde luego esto no ha sido un sprint como el de los galgos”, bromea Lisi.

De la imprecisa idea original de aquel día en un parque, el libro ha cambiado en varias ocasiones. Sobre todo la imagen: “Cuando empezamos a trabajar, el texto era mucho más descriptivo y sustituimos texto a favor de la ilustración porque había cosas redundantes”. Una vez que estuvo terminado, Lisi y Rafa lo enviaron a varias editoriales. “Apenas hay editoriales en España que trabajen libro ilustrado para adultos; el formato no es muy usual, y las pocas que me contestaron, me dijeron que no. Pero queríamos hacerlo sí o sí”.

Y llegaron a Verkami, la web de micromecenazgo. A través de las donaciones consiguieron, en 40 días, el dinero para poder sacar adelante el trabajo. SOS Galgos ayudó a la difusión de la campaña, y el intenso y continuo trabajo de los autores hizo el resto. “Mailings, redes sociales, acciones coordinadas con la asociación. Fueron 40 días muy intensos, no es sólo crear el proyecto en la web y esperar”, cuenta Lisi. Consiguieron 10.883 euros de los 6.500 euros que necesitaban para autoeditar el libro. Y parte de la recaudación fue para SOS Galgos: “Ellos nos apoyaron en dar a conocer nuestra idea, y queríamos devolvérselo para que puedan seguir rescatando y recuperando galgos en España”.

Mientras, la historia de este galgo negro, independiente y sin miedo, va, poco a poco, ganando terreno en estanterías y librerías de miles de hogares. En Barcelona, se puede comprar en 11 puntos de venta; en Madrid, lo tienen La Central de Callao y la librería aQuarela; y en Lalín, Pontevedra, Vagalume. También lo envían a casa por 18 euros. Una síntesis ilustrada del sufrimiento de este raza: “Vadim es el representante de todo el cariño que siento por los animales, se ha convertido en el estandarte de mi causa”.

Una de las páginas de El silencioso amigo del viento.

Comentarios

Los galgos son unos perros preciosos, pero si que es verdad que han sido bastante maltratados, por un lado les han sacado el máximo partido debido a su rapidez, por lo que mientras han funcionado se han mimado, pero de la misma forma han sido abandonados o sacrificados sin contemplaciones cuando sus facultades las han perdido, es la suerte que corren algunos animales, usar y tirar.
Algunos, como mi pequeña galga negra Frida, no tuvieron tiempo ni de ser mimados. Probados siendo cachorros son abandonados a su suerte sin recibir alimento hasta que un día en los huesos la ataron a una verja a penas con un año. Agradezco a Degalgos que llegase a mi vida hace 5 años y nos ayudasen a sacarla adelante, porque es una de las mejores cosas que me han pasado en mi vida. Ahora es una perra feliz, consiguió un peso normal, consiguió ganar confianza en la gente y aprendió a jugar. Ánimo a todo el mundo a que compre el libro y si puede adopte un galgo.
Los galgos son de las razas peores tratadas que hay, en España con la afición a la caza y carreras de galgos, diría yo que son de los peores sitios donde se compran como una herramienta y cuando ya no son tan útiles los abandonan, matan o maltratan

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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