Renunciar a su esencia

El PSOE andaluz ganó las elecciones autonómicas. Comicios que fueron adelantados estratégicamente por su presidenta, designada digitalmente por quienes hoy son el dolor de cabeza del partido. Carece de la mayoría suficiente para gobernar de forma estable. Además, el resto de los partidos son presos de sus promesas electorales que justificaron los votos que hoy les otorgan su representación. De hecho, se está vendiendo una abstención como un permiso para gobernar, pero ese “permiso” implicaría que cada una de las decisiones gubernamentales fuera debatida y consensuada con cada uno de los grupos políticos. Eso sería una forma nueva de gobernar mucho más incómoda y exigente para el partido en el poder, lo cual mejoraría la calidad del Gobierno. Todos los partidos se afanan por solicitar a Susana Díaz que muerda el dedo que la señaló para el cargo que hoy ostenta y, por supuesto, ella y su partido se niegan, pues ello implicaría directamente justificar su propia ausencia del panorama político. La posible repetición de los comicios autonómicos andaluces se podría ver como un fracaso del partido más votado por empecinarse en mantener sus privilegios y su penosa forma de hacer política, y un triunfo de la coherencia de los nuevos partidos que, aun tentados por posiciones de privilegio, han permanecido firmes con sus promesas e ideologías. Susana Díaz es bien nacida, pues es muy agradecida, aunque ello le pueda costar el gobierno de Andalucía.— Pablo Cambronero.