Horas de trabajo
Ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio, ocho horas de descanso. ¿Hay alguien que se crea esta falacia? Se olvidaron de contar las horas extra en las que te tienes que quedar en el trabajo para acabar las tareas y que no se molesten los compañeros, los jefes, los clientes o el dueño. Se olvidaron de contar el tiempo en que se tarda en llegar al trabajo: los atascos, los transbordos en el metro, los retrasos del autobús. No solo se invierten las ocho horas al día; las 40 horas a la semana son, además, las horas extra, las horas de transporte, el llegar muy puntual. Y parece que nadie tiene todo esto en cuenta. Eso sí, no te atrevas a llegar 10 minutos tarde al trabajo; tus jefes se encargarán de recordártelo.— Raúl Tabernero Planas.
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