Dar Es Salaam, crecimiento en claroscuro
Dar Es Salaam es hoy la ciudad más poblada de Tanzania y compite por atraer a inversores extranjeros con otras ciudades portuarias de la región como Mombasa o Maputo. En sus calles más céntricas se mezclan ejecutivos de todas partes del África del Este con comerciantes indios que compran anacardos, limpiabotas y bicicletas cargadas con cocos en calles tan céntricas como la de Bibi Titi Mohammed Street. Generadora de alrededor de un 40% del PIB nacional, Dar está en el ojo de mira de organizaciones internacionales como el Banco Mundial y gobiernos como el de Japón o el de India, que ya han empezado a trabajar en la mejora de la infraestructura de la ciudad entorno a planes como el del Proyecto de Desarrollo Metropolitano de Dar Es Salaam del BM.
Uno de los focos de dichos planes se centra en el tráfico. Y es que las congestiones de la ciudad y la contaminación derivada del gran número de automóviles que en ella circulan es una de las mayores pesadillas de ejecutivos y comerciantes que se insertan en la ciudad por unos días. Según muestran las estadísticas, 100 nuevos coches son introducidos diariamente a través del puerto de Dar Es Salaam. Y no es poco.
Sin embargo, para la gran mayoría de habitantes de esta capital financiera, asuntos como el saneamiento de aguas, la prevención de inundaciones o la edificación de casas de bajo coste para la creciente población urbana del país, son focos más importantes a los que atender en los planes de desarrollo del país.
¿Planificar para los inversores o diseñar para la población local?
Apuntando a convertirse en una de las mayores megaciudades africanas, Dar podría pasar de los 4.1 millones de habitantes actuales a los 21.4 millones en 2052 según el Grupo del Banco Africano de Desarrollo. El ritmo de crecimiento de su población es uno de los más elevados de la zona y la escasa planificación urbana ha llevado a una situación alarmante. Actualmente, un 70% de su habitantes reside en asentamientos informales. En estas zonas de la ciudad, la planificación brilla por su ausencia desde la década de los 80 y la carencia de servicios adecuados plantea graves problemas.
Barrios como el de Buguruni o el céntrico Kariakoo, que alberga un impresionante mercado local, difieren de los barrios adinerados con mansiones que dan al océano Índico como las de Oyster Bay o la Península de Msasani, habitadas por expatriados y diplomáticos. Unos fueron diseñados inicialmente para albergar a las poblaciones locales, los otros, para acomodar a los trabajadores de la administración colonial durante la ocupación alemana y británica. A pesar del paso del tiempo, las consecuencias de esa división son aún palpables. Actualmente, la mitad de la población que albergan los barrios informales tienen una esperanza de vida de tan sólo unos 44 o 46 años y se encuentra bajo el umbral de la pobreza, viviendo con menos de un dólar al día.
Conocidos como slums, algunos de estos barrios se encuentran en riesgo de inundaciones a causa de la falta de sistemas de drenaje adecuados y la construcción en zonas de peligro. Según la organización Climate Action, unas 140.000 personas viven actualmente en Dar Es Salaam en zonas de riesgo de inundaciones, mientras unas 31.000 vivirían en zonas de alto riesgo.
Con el pretexto de evitar pérdidas humanas y materiales durante la época de lluvias, el gobierno ha realizado varios desalojos en las áreas costeras de la ciudad. Los desahucios y demoliciones en barrios como Kurasini o Kipawa, donde las inversiones chinas ampliaron el aeropuerto internacional en 2012, han supuesto la ruina para miles de familias y negocios que operaban en la zona. El gobierno ha reubicado a cientos de familias, como las afectadas por las inundaciones en 2011. Pero desplazarlos a más de 35 kilómetros de distancia del centro de la ciudad, ha postrado sus economías en la miseria y la marginación. Un panorama para nada esperanzador.
Cambio climático: amenaza para la población y para el PIB de Tanzania
La economía tanzana, dependiente de la capital financiera de Dar Es Salaam, también puede verse muy afectada por el cambio climático si no toma ciertas medidas para que la ciudad se haga resiliente. Según la Thompson Reuters Foundation, el 50% de los trabajos relacionados con la pesca podrían desaparecer para el 2050. Con la crecida del nivel del mar estimada a unos 70 centímetros para 2070, Dar Es Salaam podría perder el 10% del PIB generado por su puerto. Lo cual significaría un duro impacto para el país.
Para afrontar los desafíos a los que hacen frente ciudades como Dar y mejorar su competitividad, la metrópoli acogió a finales de 2014 el MetroLab, el Laboratorio Global en Planificación Estratégica Metropolitana. Junto a 50 alcaldes, urbanistas y expertos de ciudades como Addis Ababa, Nueva York, Kigali o París, se trataron temas como el transporte; el uso del suelo; la gestión de servicios metropolitanos como los desechos sólidos, el agua o el alcantarillado; la vivienda o la necesidad de construir muros de contención para intentar paliar los efectos devastadores de la subida del nivel del océano.
Por su posición geoestratégica, y sobre todo por su puerto, muchos inversores extranjeros están interesados en la mejora de la capital financiera de Tanzania. Son diferentes las organizaciones y los estados que prestan ayudas y créditos al ayuntamiento de Dar. Hace escasas semanas, la Asociación Internacional para el Desarrollo del Banco Mundial concedió un préstamo de 300 millones de dólares al gobierno de Tanzania para mejorar las calles de su capital financiera. El gobierno de la India ofreció unos 100 millones de dólares al gobierno tanzano para mejorar el suministro de agua de la ciudad, y unos 280 millones de dólares para ayudar a abastecer de agua a otras urbes como Tabora, desde el Lago Victoria. También el gobierno de Japón va a invertir más de 13 millones de euros (26 billones de Shillings tanzanos) para descongestionar el tráfico en el centro, que se emplearán en la construcción de pasos elevados en los cruces conflictivos de Dar.
Así, Dar Es Salaam se sumerge en un crecimiento en claroscuro. Un desarrollo colmado de contradicciones y desafíos a los que dar respuesta mientras va en camino de convertirse en una megaciudad con más de 10 millones de habitantes para 2030. Grandes retos plantea el futuro de esta ciudad africana, allende del sueño socialista del Ujamaa promovido por el primer presidente tanzano, Julius Nyerere.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.