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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Cuando la militancia es hacer las preguntas correctas

Gonzalo Fanjul

Asisto un año más al Congreso de Periodismo Digital de Huescaque organizan Fernando García Mongay y su equipo (estavez con una revoltosa delegación de la Fundación porCausa, el proyecto de periodismo e investigación que pusimos en marcha hace unos meses). Para un no periodista como el que les escribe, la experiencia es propia del Antropólogo inocente. Me fascinan la profesión y el oficio, pero cada año salgo con la misma sensación ambivalente: el desconcierto y el pesimismo que transmiten algunos periodistas solo son comparables con la necesidad que tenemos de que este sector haga bien su trabajo. Y en Huesca hemos visto parte de las cosas maravillosas que están haciendo. La digitalización del periodismo no solo está transformando los formatos de distribución, sino que ha revolucionado los enfoques, las redes de colaboración y su capacidad para contar la realidad que les rodea. Los temas que interesan a este blog son la mejor prueba de ello.

Comparto con ustedes algunas reflexiones sueltas:

· Son las joyas de la corona en sus países y un referente global: los periodistas latinoamericanos nos han vuelto a poner los pelos de punta. En medios como Plaza Pública, Animal Político, ElFaro.net o El Universal, contar la realidad es jugarse la vida, a veces hasta un punto que sería ridículo si no fuese trágico. La impresionante Marcela Turati, por ejemplo, explicaba el modo en que tu vida puede depender del mal café de un alcaldillo o de la coima que haya recibido la policía local. Estos medios –junto con La Silla Vacía, Anfibia y otros tantos- no solo cuelgan en internet las historias que antes leíamos en papel, sino que se han encaramado a los formatos digitales para sofisticar su capacidad de indagar y pedir cuentas.

El contraste con ese periodismo de tertuliano al que estamos tan acostumbrados en nuestro país resulta demoledor.

· La coeditora de @3500M, Lucila Rodríguez-Alarcón, coordinó como Oxfam Intermón una mesa sobre periodismo y desigualdad. Los detalles del inspirador esfuerzo de Oxfam en este ámbito están disponibles en su espacio de Periodismo Comprometido, pero les dejo con la inquietante afirmación de Enric González, hablando del fenómeno de Podemos y de los ‘brotes verdes’ de Mariano: “Hemos sido [los periodistas] simplones antes incluso de que los bancos que financian a los medios nos hayan presionado”.

· Esta mesa suscitó un debate realmente interesante sobre el modo de construir la agenda: “La relevancia social de los proyectos no es garantía de nada”, decía Esteban Hernández (El Confidencial). Sol Gallego-Díaz fue un paso más allá: “Los medios ya no tienen la capacidad de impacto que tenían en el pasado, porque ya no pasa nada. (…) No hemos sido entrenados para tanto cinismo”. Y a mí me acabó de convencer Carlos Dada (ElFaro.net): “Contar algunos problemas complejos exige tiempo a los periodistas, el que los ciudadanos no pueden dedicarle”. Entender la realidad primero para después contarla con credibilidad.

· Varias sesiones demostraron que, pese a todo, la creatividad es enorme. Alexandra García (NYTimes) y Gabriel Pecot (porCausa) hicieron un despliegue fascinante de los nuevos tratamientos audiovisuales (vean el documental que lanzamos ayer a microfinanciación). Y proyectos como el Laboratorio digital de ElConfidencial, el motor viral de Verne o la genialidad de Carne Cruda demuestran que todo está por inventar en el periodismo. Todo, menos el oficio. Ninguna aplicación de móvil generará por arte de magiala independencia, el rigor y el interés que sustentan una profesión donde “la militancia es hacer las preguntas correctas”.

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