Minero introduciéndose en la boca de uno de los pozos artesanales.Alfredo CálizLas diferentes actividades en torno a estos lugares están perfectamente establecidas. Mientras los más jóvenes son los encargados de bajar por los pozos, las mujeres en la mayoría de los casos buscan el oro en las rocas extraídas y de su posterior procesado.Alfredo CálizEn la zona de extracción del mineral se han excavado una decena de pozos que alcanzan una profundidad de hasta 30 metros. Hasta allí bajan los jóvenes mineros en busca del oro, arriesgando sus vidas.Alfredo CálizJóvenes mineros bajando material en la boca del pozo de la mina.Alfredo CálizEn las minas artesanales la actividad es frenética. Jóvenes bajando por los pozos, otros bajando materiales para tunelar.En el exterior hay intermediarios, compradores, comerciantes que abastecen de comida y bares donde se consume marihuana y alcohol.Alfredo CálizLas jornadas de trabajo en las minas artesanales son de 24 horas. En la imagen, un joven echa una cabezada después de haber pasado el día en el interior de la excavación.Alfredo CálizMuchos de los jóvenes que acuden a esta mina ven en el galamsei la única manera de buscarse la vida.Alfredo CálizLos salarios se pagan por semana y dependen de lo obtenido. La cantidad media por trabajador y por semana es de unos 40€.Alfredo CálizLos mineros se afanan en la búsqueda del oro. Estas pequeñas pepitas son la recompensa, cuando la hay.Alfredo CálizLas diferentes actividades en torno a estos lugares están perfectamente establecidas. Mientras los más jóvenes son los encargados de bajar por los pozos, las mujeres en la mayoría de los casos buscan el oro en las rocas extraídas y de su posterior procesado.Alfredo CálizMina artesanal de oro en las afueras de la ciudad de Kenyasi. La actividad minera informal e ilegal, llamada galamsei, se introdujo en esta zona a raíz de la llegada de la compañía Newmont, cuyas actividades aseguraron la existencia de oro en el suelo de esta comarca.Alfredo Cáliz
