Esto tira y esto sobra: cómo saber que te queda muy bien un traje
¿Es normal que los codos estén tan ajustados? ¿Cómo tienen que caer los hombros? ¿Y el tiro? Un especialista contesta
La inmensa mayoría de los hombres compramos trajes confeccionados y sería erróneo pensar que el traje perfecto no pueda estar en una tienda o unos grandes almacenes. A continuación, le proponemos una lista de recomendaciones para obtener el mejor resultado sin necesidad de visitar al sastre.
Lo básico
Tejido: Primer secreto: traje suele ser sinónimo de lana. Y no nos referimos al tweed. Vaya a su armario y eche un vistazo a sus chaquetas: si son de buena calidad, y si llevan más de tres temporadas en su ropero, tenga por seguro que serán de lana, aunque no lo parezcan. Eso no quiere decir que haya otros materiales posibles, como el algodón o el lino. Estos últimos sonarán muy bien en su cabeza, y de hecho son más frescos para el verano, pero tenga en cuenta que se arrugarán con más facilidad. Así que, en caso de duda, elija lana, disponible tanto en tejidos pesados como ligeros.
Color: la estadística dice que utilizará más los trajes azul oscuro o gris oscuro, pero es posible que el vendedor le hable maravillas acerca de la conveniencia de hacerse con un traje de cuadros o con una misteriosa tonalidad de marrón rojizo del que, casualmente, quedan “todavía” todas las tallas. No le decimos que se ciña al clasicismo, pero piense que un motivo gráfico original siempre es más fácil de defender en una chaqueta que en un traje completo.
Etiqueta y precio: Algunos expertos tienen una política de “todo o nada”, que se traduce en adquirir trajes asequibles o muy caros antes que optar por gamas intermedias, especialmente si el diseñador en cuestión no se caracteriza por su manejo de la sastrería. Cuando elija un traje, fíese de sus sensaciones. Si le queda bien, las etiquetas son secundarias.
Pantalón
Talla de pantalón: Es lo primero que hay que probar. Para saber si es su talla, piense que el pantalón debe mantenerse en su sitio sin necesidad de cinturón y sin apretar excesivamente.
Longitud de pantalón: Depende de la amplitud de la pernera. Los pantalones más estrechos se suelen llevar más cortos, y los más espaciosos pueden jugar con largos más generosos. La ortodoxia dice que un pantalón de corte normal tiene que plegarse un poco en el empeine y llegar hasta la mitad de la parte trasera del zapato. Si tiene veleidades ciclistas y/o hipsters y prefiere llevarlo entallado y corto, recuerde que un pantalón largo tiene que ser un pantalón largo. Tenga cuidado con las vueltas.
La chaqueta
Caída de la chaqueta: la chaqueta debe ajustarse a los hombros y caer recta desde ellos. Si es más ancha de lo debido le hará aparentar hombros caídos o, peor aún, hombrera (depende de la rigidez). Si se queda corto resultará demasiado estrecha y generará pliegues insospechados e incontrolables, además de una sensación de incomodidad.
Ajuste de la chaqueta: pruebe a abrocharse la chaqueta. Si no queda tirante, no genera pliegues y puede pasar la mano entre la camisa y la chaqueta sin meter tripa, habrá encontrado una prenda más que correcta según las normas de la sastrería. Hace unos años se puso de moda un corte más entallado que crea pliegues en torno al botón –la famosa X– y que sigue aún vigente entre muchos hombres, así que no seremos nosotros quienes la critiquemos (mentira). Otros elementos en que deberá fijarse: ¿puede mover los brazos sin dificultad? ¿El cuello queda pegado a la camisa por la parte trasera, sin hueco? Todo correcto.
Largo de la chaqueta: con la chaqueta puesta y abrochada, deje caer los brazos rectos. Ahora mírese al espejo: el bajo de la chaqueta debería quedar a la altura de los nudillos; la manga tendría que llegar hasta la muñeca y dejar sobresalir un centímetro aproximadamente de la manga de la camisa. Si además el botón principal queda por encima del ombligo, está de enhorabuena: ha encontrado una chaqueta de su talla.
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