Cambios políticos, no climáticos
PorCorina Mora Torrero responsable de comunicación e incidencia en InspirAction (@inspiractionorg)
"No quiero que mis palabras suenen a demasiado grandilocuentes pero la supervivencia de la vida en el planeta está en juego", con estas palabras ha abierto Laurent Fabius, el futuro presidente de la COP21 y Ministro de Exteriores francés, esta semana de trabajo del 8 al 13 de febrero de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Y es que tal y como dice el lema de la próxima cita internacional sobre el cambio climático, la COP21 está llamada a conseguir “un acuerdo universal sobre el clima” y para eso no queda tanto, diciembre está a la vuelta de la esquina, aunque no lo crean.
En Ginebra esta semana están reunidas las delegaciones de los países parte de esta Convención para iniciar el proceso de negociación tras el documento de trabajo que se acordó en Lima, en la COP20, hace apenas dos meses. La declaración de Perú, el “Llamado de Lima para la Acción Climática”, fue decepcionante. Un documento poco ambicioso que no supo recoger la urgencia que tiene nuestro planeta de frenar las emisiones y retener el calentamiento global por debajo de los 2 grados. Ni las evidencias científicas ni las movilizaciones sociales fueron suficientes para convencer a los líderes políticos mundiales de la necesidad de un acuerdo más concreto sobre el que trabajar este año. En París, la comunidad internacional tiene que dotarse de un nuevo Protocolo de Kyoto, de un documento vinculante, que tenga el carácter legal adecuado para que sea exigible y se pueda medir y sancionar debidamente.
El proceso ha cambiado, ahora las negociaciones comienzan mirando ya a la próxima cita, el 31 de marzo, donde los países presentarán sus contribuciones nacionales determinadas (INDC) con las que cada uno espera hacer frente al cambio climático. En estas contribuciones cada país debe reportar sus compromisos en materia de reducción de emisiones y también sus aportes para adaptación y su propuesta de financiación. El proceso internacional apela a la auto-responsabilidad de cada estado, pero es evidente que hay que generar herramientas de control, mecanismos de seguimiento y sistemas de rendición de cuentas, tal y como planteaba la jefa de la delegación de la Unión Europea, Elina Bardram, una vez hechos públicos los compromisos.
Es muy interesante que se planteen esas medidas para poder ponerlas en funcionamiento, si llega el caso. Por ejemplo, la UE ya se ha comprometido a reducir un 40 por ciento de sus emisiones antes de 2030. Esto es un compromiso claro y vinculante para todos los países miembro de la UE pero, ¿sabemos como va a afrontar España esta reducción de emisiones? ¿cuál es el plan previsto por nuestro gobierno para esta transición inevitable?
Los compañeros de InspirAction que están participando estos días en Suiza en las reuniones observan cómo la brecha generada en Lima entre países más industrializados y países con menor tasa de desarrollo se mantiene abierta. Los países más vulnerables, aquellos que ya están sufriendo las consecuencias del calentamiento global aunque sean los que menos han contribuido a generarlo, mantienen sus preocupaciones en los procesos de adaptación, de transferencia tecnológica, en los mecanismos de Daños y Pérdidas para los que necesitan el financiamiento adecuado. No podemos olvidar que la adaptación local tiene que ser considerada en los aportes nacionales porque es también global y contribuye a la mejora del planeta. Tal vez en el ejercicio de responsabilidad de algunos países al definir su contribución (INDC) no está prevista la deuda climática que mantienen con otros.
Por eso las organizaciones sociales estamos vigilantes, pendientes de lo que acontece y exigiendo cambios políticos y no climáticos. No nos olvidamos del principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”. En InspirAction nos hemos sumado a la campaña internacional “ACT now for climate justice”porque creemos que es el momento de asumir que el cambio climático nos afecta a todos, pero no a todos por igual; el avance de los efectos del cambio climático es hoy en día una de las mayores amenazas para erradicar la pobreza.
París es una cita importante, pero el cambio ya está sucediendo. En Coalición Clima -red de entidades representativas del ecologismo, del sindicalismo, de la cooperación al desarrollo, la ciencia e investigación y los consumidores en nuestro país- estamos trabajando ya para lograr una transición a una economía con bajas emisiones de carbono, planificando nuestra incidencia de cara a la COP21 y pensando en los momentos decisivos en los que la ciudadanía tendrá que mostrar que el cambio climático le preocupa. Actuar contra el cambio climático es una cuestión de equidad, justicia e igualdad que debe afrontarse desde todas las áreas porque no es un problema aislado. El proceso de cambio es necesario e inevitable ¿quieren unirse?
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