El camino fácil
Creo que todos los españoles sabemos quién es Pablo Iglesias, y no, no es un nieto ni sobrino de Julio Iglesias. Es un personaje político salido de la Universidad Complutense de Madrid que ha tambaleado la estabilidad política en España, donde reinaba el bipartidismo entre PP/PSOE y donde un ascenso de una ideología radical como Podemos era impensable. Pero España no es la única en Europa en la que los partidos extremistas han adquirido importancia. En Grecia, el partido político de extrema izquierda Syriza podría salir elegido en las urnas este domingo. Además, el auge de la extrema derecha en Francia, con el Frente Nacional de Marine Le Pen, ha hecho que más de uno empiece a plantearse de dónde ha salido este cambio repentino político en Europa.
En mi opinión, este auge radicalista no es más que el fruto de la crisis económica que azota a Europa desde 2007. Como en todas las crisis económicas, el ritmo de vida de la gente se ve disminuido debido a despidos y bajadas de salarios, provocando pobreza en sectores de la población. Ahí es donde actúa la política, la gente ve esta como la solución a los problemas en tiempo de crisis, y finalmente, terminan votando al partido que mejor futuro les promete. Dado que la gente acusa a los tradicionales partidos por su incapacidad de solucionar los problemas económicos, el surgimiento de nuevos partidos con ideas frescas y prometedoras (ya sean de izquierda o de derecha) provoca que más de uno se vea convencido por sus ideales. Al fin y al cabo, en tiempo de crisis la gente solo quiere soluciones a los problemas, y cuanto más rápido, mejor.— Ignacio Yárnoz San Martín.
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