Un segundo
En esa ínfima jaula del tiempo germinó un día la semilla de aquel deseo, acción o pensamiento que desvió el curso de una vida hacia un destino inesperado
Un segundo constituye la línea crucial de la historia, el punto donde se puede apoyar la palanca para levantar el mundo. Un segundo es todo y nada, te salva o te mata. Contempla ahora a Messi trenzando una y otra vez el balón como un encaje de bolillos entre las piernas de los defensas. Trata de meter el gol tocando el violín. Antes lo conseguía con un ritmo sincopado, pero hoy cada regate eléctrico de este jugador necesita un segundo más. Esta ínfima fracción de tiempo está destruyendo aquel maravilloso castillo de naipes del equipo. Un segundo es también la línea en que se divide el arte y la vida. En un segundo decidirá el pintor dar esa pincelada que hará que el cuadro sea o no una obra maestra; en un segundo encontrará el escritor la palabra exacta, el adjetivo perfecto que se resistía; en un segundo decidirá alguien apretar el gatillo que lo convertirá en un asesino; un político se habrá salvado de la corrupción si ha usado un segundo en pensar en la cárcel antes de meter la mano en la caja; el silencio de un segundo será la nota musical más excelsa que puede elevar una melodía a las esferas; esa mirada de una chica en el suburbano sostenida un segundo eterno te abrirá la puerta a una aventura; en un segundo se producirá ese atentado terrorista que nos hará sentir que nuestra civilización es un tinglado sin fundamento que se viene abajo. Si el tiempo te regalara un segundo de ventaja podrías saltar la banca de todos los casinos. Un segundo constituye el origen de todos los sueños. En esa ínfima jaula del tiempo germinó un día la semilla de aquel deseo, acción o pensamiento que desvió el curso de una vida hacia un destino inesperado. Un segundo de descuento en el partido sería suficiente para reconstruir el pasado a tu antojo e inventarte de nuevo tocando el violín.
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