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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cambio en la CEOE

La reelección de Rosell es una oportunidad para reformar la estructura de la patronal

Juan Rosell, reelegido ayer presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), tiene la oportunidad de promover una reforma a fondo de la estructura y objetivos de la organización, tanto más necesaria cuanto que su triunfo frente al otro candidato, Antonio Garamendi, se produjo por un margen muy estrecho (345 votos contra 312). No estaría de más que Rosell considerara la inclusión de Garamendi o de parte de su candidatura como integrantes de la nueva dirección de la CEOE. Es muy probable que el candidato derrotado ayer desempeñe en el futuro un peso político importante en la organización; la continuidad y la colaboración mejorarán la eficacia de la patronal.

El primer empeño de Rosell debería ser restaurar la confianza interna de la patronal, afectada por el shock a cuenta del anterior presidente, Gerardo Díaz Ferrán, y los escándalos en torno a Arturo Fernández y Jesús Terciado, presidente de los empresarios de Madrid y expresidente de Cepyme, respectivamente. De esa recuperación de la confianza debería formar parte una exposición clara y auditada de los fondos para formación.

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Pero la reforma más esperada, que solo puede concretarse a medio plazo, tiene que ver con la estructura y el mensaje económico a los ciudadados. La CEOE no necesita un pesado aparato sectorial y territorial para desempeñar la función de referente en materia de salarios y empleo. Buena parte de los acuerdos se consiguen ya en las empresas (así debe ser) y la guía salarial puede sugerirse desde la cúpula. La simplicidad debe ser la tendencia dominante en la CEOE y también en los sindicatos.

Al tiempo, el discurso de la patronal tiene que adecuarse a una situación económica compleja. Ha pasado la hora de insistir obsesivamente en la moderación salarial; las empresas tienen que aumentar la productividad no a través de caídas de rentas, sino invirtiendo en tecnología y en capacitación.

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