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¿Prefieres tiempo con ellos o quieres regalos?

El anuncio viral de Ikea en el que los niños reclaman más atención plantea el valor de compartir con la familia Más del 50% de la población se desplaza para reunirse con los suyos en Navidad

Un fotograma del vídeo La otra carta.
Un fotograma del vídeo La otra carta.

Este año, los niños han redactado dos cartas por Navidad: la tradicional a los Reyes Magos, y otra a sus papás. La original iniciativa que sugiere un anuncio para Internet de la compañía sueca Ikea ha suscitado un boom viral en las redes sociales en los últimos días. El video ronda los tres millones de visitas en YouTube. Una serie de historias reales de familias españolas, con los niños como protagonistas, en las que se juega con la dicotomía entre la solicitud de cosas inmateriales y el tiempo para estar con los mayores, la comparación entre lo que desean realmente y lo que demandan desde un punto de vista más consumista. Se trata de una fórmula sencilla, según los expertos: un mensaje directo y emocional que apela al sentimiento de unos progenitores hacia sus hijos y al hecho de compartir cosas con la familia, fondo y fin habituales de estas fechas en los mensajes publicitarios de los medios de comunicación. La solemnidad navideña hace el resto.

 “Los medios de comunicación, como generadores de opinión, entre otras cosas, son capaces de transmitir infinidad de valores”, confirma Alberto Pastor Álvarez, psicólogo especialista en terapia familiar sistémica. “Tradicionalmente, es frecuente observar que en estas fechas aparecen innumerables clichés en los medios, relativos a los valores tradicionales navideños. En este mismo sentido suelen aparecer las campañas de publicidad, que si bien tienen un enfoque comercial, procuran no desligarse de la idea de celebración tradicional navideña, con la familia como protagonista principal de las fiestas”.

 El anuncio nos hace reflexionar: ¿qué es realmente lo que buscamos en Navidad? ¿El afecto? ¿Lo religioso? ¿Los regalos? Entre sus primeros recuerdos infantiles, Susana García Carreras (Madrid, 1979), rescata la ilusión de una Navidad en casa de su madre o sus abuelos repleta de gente. Esta topógrafa, madre de dos niños de tres y cinco años, es la menor de siete hermanos de una familia multitudinaria en la que hay 13 nietos, y donde se llegan a juntar por línea directa 29 personas, pero alcanzan las 50 o 60 si acuden primos y tíos. “Era lo que más me gustaba de pequeña: la Navidad siempre fue una gran celebración y el momento en el que todos nos juntábamos”, comenta. Susana pretende que sus hijos vivan lo mismo que ella experimentó a su edad, pero les explica que estar con la familia no es algo que deba hacerse sólo en Navidad: “Hay que buscar huecos todo el año para reunirse con los primos”.

 La masiva familia García Carreras es una de las miles que repite una rutina en estas fechas: desplazarse para disfrutar de un ágape en común. De hecho, según una encuesta realizada por el comparador de vuelos Skyscanner, más de la mitad de los pasajeros de esta compañía en estas fechas, el 51%, lo hace para viajar a casa por Navidad a reunirse con sus seres queridos. Una cifra que respaldan los datos que recogió la Dirección General de Tráfico (DGT) entre el 20 de diciembre de 2013 y el 6 de enero de 2014, cuando se produjeron más de 16 millones de desplazamientos por carretera.

“Quizás sea la época navideña la que tenga un componente familiar y tradicional más pronunciado”, asegura el psicólogo Alberto Pastor Álvarez. “En sus inicios, las motivaciones quizá atendieran más a tradiciones ligadas a celebraciones religiosas; en la actualidad, el componente familiar está más relacionado con la oportunidad que ofrecen las fechas, así como los periodos vacacionales, para poder reunirse toda la familia”. Aunque el carácter religioso originario ha sido algo relegado, como explica Susana, “los adornos navideños, los regalos del día de Reyes o los villancicos son ritos siempre vinculados a estar en familia”. La Navidad es el periodo del año de referencia para estar en familia, una oportunidad para encontrarse con aquellos con los que, por diferentes motivos, no podemos ver durante todo el año. Es momento para estar con los que queremos, disfrutar de comidas caseras, reunirnos con los amigos que solo vemos cada tanto y compartir regalos.

 Lecciones de solidaridad

La Navidad resucita valores el resto del año latentes, como la solidaridad, el afecto, la compasión o la comprensión. Hay quien se decide a compartir, a pensar en los más necesitados para contribuir a su cambio de escenario, aunque sea pasajero: incluso los famosos, dando ejemplo, visitan hospitales y centros de acogida. Hay campañas de “Recogida de Alimentos”, “mercadillos y calendarios solidarios”, “cenas benéficas”, “partidos amistosos”. Se habla de “consumo responsable”. Y, dado que los niños tienen tres semanas de vacaciones, es momento de fomentar en ellos esos conceptos: quizá puede ser el momento en que aprendan a compartir, a entender las circunstancias de los demás, a descubrir conceptos como la empatía. “Por ejemplo, se les puede llevar no sólo a las ferias navideñas sino al programa de recogida de alimentos, o a enseñarles que los Reyes Magos traen también algún juguete a algún niño con problemas económicos del barrio”, asegura la psicóloga, que ha trabajado también como mediadora familiar. La solidaridad se manifiesta estos días de manera más pronunciada, pero también deja poso para después continuar reflexionando sobre las necesidades de los demás todo el año.

 Los profesionales de la infancia y la familia no se cansan de recordar la importancia de incitar a hacer cosas en común estos días, “Se puede jugar con ellos a hacer ejercicios de imaginación sobre cómo se viven las Navidades en países subdesarrollados, donde no tienen para comer; que los abuelos cuenten cómo vivían ellos estos días cuando eran pequeños; que visualicen cómo se viven en el hemisferio sur, donde ahora es verano; que se les enseñe que la Navidad no es sólo consumo, sino que tiene un sentido histórico y tradicional y que la familia puede utilizarla como excusa para reunirse. Así los niños aprenderán y se divertirán, recordando la Navidad como periodos positivos en su infancia”, afirma Ortiz Arnáiz.

 Al calor del hogar

En las reuniones familiares de estas fechas hay otros condicionantes, menos emotivos, que también nos hacen desplazarnos o realizar encuentros entre los seres queridos durante unos días concretos: desde el consumismo a la influencia de los medios de comunicación, o el hecho de que sea invierno y haga frío. “La tradición de la familia española católica y la presión social –otras familias, los medios de comunicación...– hacen que la gente entienda la Navidad como el momento de reunirse. En estas fechas, la gente siente que debe estar en familia. Además, es festivo casi para todo el mundo y hay un menor número de horas de luz, lo que nos hace tener un ánimo menos activo y más proclive a quedarse al abrigo de la manta y el sofá en casa”, comenta la psicóloga Lorena Ortiz Arnáiz. El Estudio Anual de Consumo de la web de compras Showroomprivé refrenda una tendencia que los españoles tienen clara: “La familia es el concepto más importante en Navidad, y un 50% confirma que es el mejor plan posible para estas fechas”.

 Y ante esta situación, ¿cómo debemos tratar a los más pequeños? ¿cómo se explica a los niños de la casa que estas fechas son para estar con los seres queridos y no siempre para el consumismo? Y sobre todo, ¿nos lo creemos nosotros? “Se trata de continuar los valores familiares que se enseñan y aprenden a lo largo del año, y estar en contra de forzar encuentros familiares que generen conflicto –el célebre cuñado con el que discutimos– porque puede llevar a pensar a los menores en la familia como fuente de discusiones y malestar. Es momento de disfrutar, de estar todos juntos, de encontrarse para compartir momentos, sin esperar que la familia se reúna sólo en Navidad, tratando de que no sean sólo los abuelos los que consigan la unidad familiar, que se ve mermada con la pérdida de los mismos”, asegura Ortiz Arnáiz.

 Y en esta línea está el trato de los adultos de la casa hacia las compras de los más pequeños, limitándolas, guardando si es preciso algunos regalos para meses posteriores a estas fechas navideñas, y jerarquizando la entrega de los mismos. “Se ha impuesto el modelo de Papá Noel desde el mundo anglosajón, en ocasiones uniéndose a la tradición española de los Reyes Magos, lo cual hace que los menores reciban, en muy poco tiempo, gran cantidad de regalos, y no tienen tiempo de gestionar tanta novedad”.

En el fondo, según los expertos, no es más que volver 30 años atrás, que la infancia de los padres regrese hasta la infancia de sus hijos.

Esta noticia patrocinada por Ikea ha sido elaborada por La Factoría (de Prisa Revistas).

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