Ángel Velasco, un revolucionario del turrón
Me sorprendió el entusiasmo del propietario de Torrons Vicens , el risueño y locuaz Ángel Velasco, y acepté su invitación para visitar su fábrica / obrador en Agramunt (Lleida), uno de los enclaves con más arraigo en la elaboración de turrones cuyos antecedentes se remontan a 1741.
A media mañana del pasado viernes entraba en el pequeño supermercado del turrón que la casa Vicens tiene en este pueblo. Antes de saludar a Velasco el espectáculo ya me había impresionado.
¿Cómo empezaste? Nací en Barcelona. Mi padre era oriundo de Salamanca y mi madre de Murcia. Cuando tenía 14 años comencé en la pastelería Prats-Fatjó en el Paseo de Gracia. A los 21 abrí dos pastelerías propias en Sant Boi de Llobregat y a los 25 mi primera fabriquita de trufas heladas y bombones.
¿Cuándo llegaste a Agramunt? La firma Vicens, fundada en 1775, estaba en quiebra y en el año 2000 la compramos mi hijo Ángel y yo. Lo pasamos mal hasta que conseguimos reflotarla. Solo al cuarto ejercicio la cuenta de resultados mejoró. Hoy tenemos 36 tiendas abiertas, algunas en centros de El Corte Inglés. Con las franquiciadas llegamos hasta Dubai y Moscú.
¿Emprendedor o innovador? El mundo del turrón lleva años estancado con un consumo que se centra en las Navidades. Nosotros hemos abierto tiendas en enclaves turísticos para dar un vuelco a la tendencia, ahora vendemos un 60% el último trimestre y el 40% el resto del año. Somos una pequeña industria con alma de obrador artesano.
¿Hasta dónde alcanza el I+D de un maestro turronero? Innovamos en los sabores y en las presentaciones. Aunque seguimos con las tabletas de tamaño tradicional, tipo Jijona, Alicante, Agramunt, nos dimos cuenta que el formato no era cómodo y creamos la barra alargada de 300 gramos, con la misma altura pero un tercio más estrecha. Las porciones te las puedes comer de un bocado, no tienes que volverlas a cortar.
¿Algo más? Como los turrones se trocean sobre platos o tablas, nuestras tabletas llevan incorporadas planchitas de madera para facilitar la operación. Patenté el modelo hace diez años y ahora que el registro ha caducado nos copian en todos lados. No me preocupa, el caso es ir por delante. Acabamos de crear la turronera parecida a una quesera, una campana con soporte para guardar en casa las tabletas empezadas.
También has innovado en los sabores. Llevamos años evolucionando con nuestra línea Excellence. Primero creamos el turrón de oro, de almendra marcona con una capa de oro comestible; luego el turrón a la sal que hacemos con almendras saladas, chocolate amargo y tomate deshidratado, y después el turrón suflé o turrón del siglo XXI. Se trata del turrón de Agramunt tradicional que inflamos con aire. Mismo sabor con una textura más ligera y crujiente. Lo más reciente, la línea Natura con Albert Adrià en 2013.
¿Dónde quieres llegar? A todos los públicos a través de los canales de la gran distribución. Me gustaría que nuestros turrones de “alta cocina” estén al alcance de todos los bolsillos. Y también cambiar la imagen en la hostelería, los hemos convertido en postres de restaurante tal y como los sirve Albert Adrià en Tickets Bar
Velasco vive en Sitges, y se levanta a la 5,00 de la mañana para llegar hasta a Agramunt. Recorre 300 kilómetros diarios en su propio coche y en complicidad con su hijo Ángel y un gran equipo humano acaba de adquirir en el pueblo Xocolata Jolonch, chocolatería de 1770 donde sirve tazas de chocolate a la piedra con churros recién elaborados. Aunque ha cumplido 64 años es un luchador incansable. En su cabeza bullen futuros turrones de aperitivo y nuevas líneas de turrones salados. Está convencido que en el mundo del turrón aún está todo por hacer. Sígueme en Twitter en@JCCapel
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