El bar escuela de Coca Cola y la Fundación Solventia, cuando la cocina llama al corazón
En la puerta me esperaban Javier Iturralde, director de la Fundación, junto al propio Robledo. Nos sentamos y pedí un café. A la vista un lugar idéntico a otras unidades de esta cadena salvo que los camareros, de varias nacionalidades, parecían especialmente risueños. “Este es nuestro Bar Escuela”, me comentó Iturralde. “Aquí formamos a chicos y chicas entre 16 y 23 años en riesgo de exclusión social, la mayoría de ellos solos, sin referentes adultos o de familias con graves problemas. En 2014 vamos a acercar al mundo laboral casi a cien muchachos”.
¿Cómo empezó todo? Fue en junio de 2013 cuando el Proyecto Gira Coca Cola decidió apoyar la iniciativa de la Fundación Solventia con la ayuda desinteresada de Lizarrán Recibimos aprendices de entidades que se dedican a la integración de jóvenes en situaciones críticas, todos con historias terribles a sus espaldas. Casos de violencia familiar, enfermedades, drogas y abandonos. En una primera selección valoramos mucho su predisposición a dar un cambio a sus vidas.
¿Estáis contentos? Vamos a cerrar 2014 con 98 alumnos matriculados, de los cuales el 80% ha culminado su formación en tres meses y el 92% ha logrado contratos de trabajo.
Me parece asombroso lograr tales resultados y testimonios de satisfacción en tan poco tiempo. En este bar Bar Escuela, que de cara a la calle funciona como cualquier otro de la cadena, transmitimos ilusiones, compartimos experiencias positivas, y brindamos a estos chicos una oportunidad para construirse una nueva vida. “Saca el talento que llevas dentro”, les decimos.
Antes de marcharme mantuve un breve diálogo con cuatro alumnos master, ya graduados, que forman parte de la plantilla de este Bar Escuela, dos de sala y otros dos en el equipo de cocina. Los mismos que aparecen en la fotografía que abre este post.Me hablaron de sus lugares de origen y solo un poquito de sus vidas. En un momento determinado, mientras escuchaba los relatos de Hichan, Ana, Yojeivi y Joel, se me hizo un nudo en la garganta. Ellos sonreían mientras a mí me brillaban los ojos. Nunca me había sentido tan orgulloso de pertenecer a la gran familia de los que sentimos pasión por la cocina. Sígueme en Twitter en@JCCapel
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