Buscando respuestas a los desafíos de desarrollo urbano en América Latina

América Latina y el Caribe (ALC) es la segunda región más urbanizada del planeta, después de Norte América. En sólo 30 años, su población urbana ha pasado del 64 al 80% (actualmente, más de 480 millones de sus habitantes viven en áreas urbanas). Según las tendencias de crecimiento, la población urbana podría llegar al 87% en el 2025.

¿Qué puede implicar vivir en una región con tales grados de urbanización? En América Latina, grandes desafíos. El hecho de que todavía sea la región más desigual del mundo genera una gran inestabilidad. A pesar de sus grandes logros en desarrollo (en los últimos 15 años 100 millones de latinoamericanos, el 30% de la región, salieron de su condición de pobreza), la distancia que separa a ricos y pobres apenas ha variado.

A parte de las implicaciones que ello conlleva a nivel de acceso a oportunidades, se genera mucha presión en temas de seguridad y convivencia. De hecho, la región LAC consta con la mayor tasa de homicidios del mundo, 25 asesinatos por cada 100.000 habitantes (el promedio mundial es de 7 por cada 100.000) con el poco agraciado dato de contar con 41 de las 50 ciudades más peligrosas del mundo.

Video sobre la iniciativa ICES producido por Towards the Human City Production y CAD Productions

Otros desafíos no menos desestimables son la vulnerabilidad a desastres naturales y cambio climático (un 73% de la población vive en zonas costeras de baja elevación, con gran parte de infraestructuras precarias); resolver los grandes problemas de movilidad (la media de viaje promedio en las grandes ciudades de la región es de 1 hora y 28 minutos que equivale a 10 semanas al año); o los retos para paliar su degradación medioambiental (menosdel 15% de las aguas residuales en urbes son tratadas para su vertido y sólo el 2.2% de los residuos sólidos son reciclados).

Cuando hablamos de desafíos urbanos en la América Latina, siempre se piensa en grandes urbes. México DF, Sao Paulo, Bogotá, Lima. Sin embargo, muchos de los desafíos suceden en ciudades secundarias (la región cuenta con más de 125 ciudades que superan los 500 mil habitantes). Estas ciudades tienen más dificultad a la hora de atraer inversiones, les cuesta generar interés exterior y muchas veces lidian para demostrar que existen. Sin embargo, su dimensión hace que su gobernabilidad sea más manejable, la participación ciudadana surge de manera natural, existen soluciones eficientes de movilidad y por ende, promover una planificación urbana sostenible es más viable.

Considerando que según Naciones Unidas, más del 60% de la población urbana vive en ciudades de menos de 1 millón de habitantes (con tendencia creciente), resolver los problemas de las ciudades secundarias resolvería una gran parte de los problemas urbanos.

En este contexto surge la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES) con el fin de ayudar a ciudades secundarias a planificar mejor su desarrollo. “En América Latina el crecimiento y las oportunidades se dará en ciudades secundarias” comenta Ellis J. Juan, el Coordinador General de la iniciativa, “lo que tenemos que hacer es ayudar a estas ciudades con instrumentos de planificación para que puedan desarrollarse adecuadamente”.

La ICES propone un programa de asistencia técnica que busca ayudar a ciudades intermedias en la identificación, priorización y estructuración de proyectos para mejorar su sostenibilidad ambiental, urbana y fiscal. A través de un proceso participativo con los principales actores de la sociedad, la iniciativa ayuda a identificar los principales retos, evaluar y priorizar los problemas identificados, encontrar soluciones específicas y dar seguimiento a los progresos y avances.

“Hemos desarrollado una herramienta que tiene una primera fase de diagnóstico donde analizamos unos 150 indicadores relacionados con la ciudad” nos cuenta Horacio Terraza, su coordinador sectorial, “y a través de su puesta en marcha, realizamos un análisis exhaustivo de la dinámica de crecimiento de la ciudad: cómo era hace 30 años, cómo es hoy y qué escenarios tiene para proyectarse dentro de 50 años”.

En base a esta información, la ICES diseña programas de desarrollo urbano integral que incluye aspectos como la sostenibilidad ambiental y la gobernabilidad de la ciudad, incluyendo la gestión fiscal. En menos de 4 años ya están trabajando con más de 40 ciudades secundarias en la región.

La planificación urbana es, efectivamente, el primer paso necesario hacia la sostenibilidad económica, social y medioambiental de las ciudades. Volver a hacer urbanismo es una prioridad para gestionar los desafíos sociales: promover espacios verdes, potenciar más participación democrática en la gobernanza de la ciudad, fomentar el transporte sostenible como sistema de movilidad principal o asegurar que las condiciones de vida de la gente en la periferia sea de igual calidad a la de la gente en el centro.

Aunque como recuerda el alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, “los principales problemas de una ciudad, incluida la seguridad, no son causa de la pobreza, sino de la desigualdad”. El gran reto en este sentido, va a ser fomentar un nuevo tipo de urbanismo que genere ciudades más equitativas, estableciendo nuevos marcos legales para la igualdad y ampliando el acceso de oportunidades para todos.