Abrazos a 60 euros/hora
Recientemente he leído en diferentes plataformas digitales el insólito caso de Samantha Hess (Oregon, Estados Unidos). Insólito porque ha abierto la primera tienda de abrazos del mundo. Si bien es cierto que no es la primera vez que se profesionaliza un acto íntimo o afectuoso, creo que hemos llegado al límite, un límite que roza lo absurdo.
Evidentemente, Samantha defiende en su negocio, y promueve en redes sociales, que con ella “obtendremos el nivel de contacto humano óptimo que queremos o necesitamos para ser nosotros mismos”. Algo tan delicado o reconfortante como un abrazo puedes conseguirlo de una desconocida por 60 euros la hora; disfrutarás de 60 minutos de caricias y diferentes posiciones de abrazo, puedes pedir que te abrace de pie o haciendo la “cucharilla” en la cama, eso sí, hablar es opcional.
¿Qué nos está pasando? ¿Con tanta tecnología y comunicación estamos perdiendo las habilidades sociales? ¿Nos da vergüenza mostrar nuestros sentimientos, o que la gente pueda ver que necesitamos un abrazo? Me parece increíble que ya haya más de 100.000 reservas para disfrutar de este servicio.
Reflexionemos por favor, reflexionemos. Si necesitáis un abrazo pedidlo, no sin antes preguntar a cuánto va, no vaya a ser que el negocio se expanda.— Jaume Tarascó.
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