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"Ha habido una burbuja de la bicicleta"

Si el 'boom' de los pedales ha traído excesos, Andrés Arregui ofrece alternativas. Sus bicis artesanas se venden en toda Europa

Pablo León

Andrés Arregui tenía un grupo de jazz, pero sus canciones no gustaban a nadie. Entonces se licenció en Químicas y comenzó el doctorado. Sus investigaciones no gustaban a nadie. Tras su experiencia en el laboratorio decidió dejarlo todo. “Empecé a hacer bicicletas; pensé que a la gente le iban a gustar más”, cuenta desde su taller, en un edificio industrial de finales del siglo XIX, cerca del barrio madrileño de Malasaña. En esta buhardilla, fría y repleta de piezas de bicicletas, comenzó a soldar en 2009. Aprendió “a las bravas”: leyendo libros, consultando Internet, recibiendo asesoramiento de un par de maestros jubilados y equivocándose. “Las bicicletas que hago ahora son muchísimo mejores que cuando empecé”, cuenta con orgullo. “Creo que las cosas con alma y bien hechas caen por su propio peso”.

Quiero una bici

Andrés Arregui nos da cinco consejos para adquirir una bicicleta aunque no sea hecha a medida

1. Tienes que tener muy claro el uso que le vas a dar: urbano, montaña, paseo, marcha, competición. Adapta tu bicicleta a ti, no al revés.

2. Pedalea, monta, prueba. Hazlo en varias bicis para ver cómo te desenvuelves.

3. Calcula el presupuesto del que dispones y valora las diferentes opciones que tienes.

4. Si quieres algo barato, olvídate de que sea nuevo. Barato y nuevo no suelen ir de la mano. Mejor optar por un cuadro de segunda mano y agregarle componentes.

Si tienes dinero, no repares en gasto. Una bici es una inversión. Aunque esté infravalorada y a mucha gente le parezca cara, te da un servicio. Si la vas a usar a diario como vehículo, amortizas su precio en un año.

Hoy, Arregui es un sastre del metal. Hace bicicletas a medida como pocos en este continente. “La gente que viene quiere un producto especial; una bicicleta que se adapte a ellos”, cuenta. Cada encargo empieza tomando medidas: de la longitud de las piernas, del tamaño de los brazos, de la altura de la cadera… Introduce todos esos datos en el BikeCad, un programa de diseño industrial semejante al AutoCad que usan muchos ingenieros, y empieza a idear el velocípedo. En este último año ha realizado unas 20 bicicletas y su público trasciende fronteras. “Vivo en España, y me encanta, pero aquí no se puede trabajar. Así que también vendo en Europa; el objetivo es todo el mundo. Aunque prefiero el trato cercano. El cara a cara”.

Cada uno de sus cuadros cuesta 1.500 euros; 3.000 la bici completa. La más cara que ha realizado rozaba los 5.000 euros. “La gente no valora lo que cuesta una bicicleta. Sigue siendo un vehículo que se asocia con la juventud o la jovialidad; un paso intermedio antes de llegar a la moto o al coche. Una buena bicicleta te puede durar años y si la usas a diario, como medio de transporte, te está dando un servicio semejante al de cualquier otro vehículo”, opina. “Para comprarte una bicicleta nueva y barata, es mejor elegir una de segunda mano y renovarle las piezas. Algo tan barato no suele ir acompañado de calidad”, recomienda.

"La gente no valora lo que cuesta una bicicleta. Parece un paso intermedio antes de llegar a la moto o al coche. Pero una buena bicicleta te puede durar años y si la usas a diario, te da un servicio como cualquier otro vehículo"

“La crisis me da igual”, sentencia. “Es una excusa que se ha utilizado para realizar una serie de políticas que nos han dejado peor de lo que estábamos”. No le importa mucho, pero le ha obligado a replantearse Ciclos Noviciado, la tienda de bicicletas que regenta con dos socios, Larry y Dudu, y que se ubica debajo de su taller de ensamblaje. “Ahora nos llamamos Ciclos Universal y vamos a especializarnos. En los últimos años he visto cómo han abierto decenas de tiendas dedicadas a los pedales. Muchas de ellas no han durado. Ha habido un cierto boom; una especie de burbuja de la bicicleta”, analiza. “Ahora mismo la clave para que una tienda funcione se basa en dos cosas. Por un lado, el tipo de bicicletas que vendas [la especialización] y por otro, el trato con el público. Ya no funcionan esos sitios donde te ponen mala cara porque quieres un recambio y no te estás comprando la bicicleta más cara o de última generación que tienen en el escaparate”. Su estrategia comercial es otra mucho más auténtica: “Si te gustan las bicis, se nota y si tratas al cliente como una persona a la que le interesan las bicicletas y le escuchas, vas a conectar mucho más con él”.

Sus creaciones no son solo un éxito sino también una referencia. Además de impartir clases de ensamblaje –un curso intensivo de una semana de duración en el que el aprendiz se hace, con ayuda de Arregui, una bicicleta a medida–, la cerveza Sol acaba de incluirlo en su campaña Espíritu Libre. “No sé cómo de inspiradora puede resultar mi historia. Creo que se resume con esta frase: dedícate a las cosas que te gustan y que te llenan. Aunque España es un país muy cortoplacista, en el que parece que solo motiva el dinero, en un momento dado hay que dejar eso de lado. Luego ya encontrarás el camino”, opina. “Al final no necesitamos tanto para vivir ni para ser felices”.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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