_
_
_
_
3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

El retrete, esa asignatura pendiente

Esta entrada ha sido escrita por María del Mar Rivero, Responsable de Agua y Saneamiento de ONGAWA. Hoy se celebra el Día Mundial del Retrete.

Resulta complicado tomar conciencia del problema que supone vivir a diario sin acceso a algún tipo de saneamiento básico cuando siempre se ha tenido al alcance un retrete. Sin embargo, algo tan trivial en España, resulta un lujo al alcance únicamente de dos terceras partes de la población mundial, que, de nuevo, deja atrás a los más vulnerables: 2.500 millones de personas según los datos del último informe del Joint Monitoring Programme, una iniciativa de UNICEF y la OMS.

Es un hecho que el acceso al saneamiento no ha estado presente en las agendas de desarrollo hasta hace bien poco. Posiblemente, esta sea la causa principal de que no se consiga alcanzar la meta fijada para el 2015 en los Objetivos de Desarrollo del Milenio: reducir a la mitad las personas que en 1990 no tenían acceso a una instalación de saneamiento mejorada. A las puertas del vencimiento de ese compromiso mundial, el retrete queda como una de las asignaturas pendientes.

Y, sin embargo, el impacto en la salud y su vínculo directo con la pobreza y la exclusión social es ampliamente respaldado por los expertos en desarrollo. Son numerosas las enfermedades que se propagan como consecuencia del contacto con heces humanas que no han sido aisladas ni tratadas convenientemente. Entre ellas, la diarrea, segunda causa de muerte en menores de 5 años. En esta ocasión, no se trata de promover complejas investigaciones médicas o grandes inversiones en medicamentos. Se trata de retretes.

Pero mas allá de ser un problema grave de salud pública, la falta de privacidad o de seguridad por agresiones en el trayecto hasta el lugar de defecación a las que se ven abocados los más de 1.000 millones de personas que en la actualidad -según la ONU- practican la defecación al aire libre, es un duro golpe a la dignidad humana. Esta vinculación directa entre el acceso al saneamiento en condiciones de privacidad, seguridad, salubridad y asequibilidad y la dignidad de las personas llevó a Naciones Unidas en el año 2010 a reconocer el saneamiento como un derecho humano.

En la práctica, el problema no es sencillo de resolver. Por una parte, el saneamiento se ha considerado tradicionalmente como un asunto de la esfera personal, que cada individuo debía procurarse por sus propios medios. Como consecuencia, ha permanecido ausente de las políticas públicas, de los planes de desarrollo y, por tanto, de las inversiones sociales con demasiada frecuencia. En muchos casos, ni siquiera están claras las competencias en este ámbito, cayendo en un limbo indefinido entre las distintas administraciones públicas.

Por otra parte, las particularidades socioculturales en la concepción de la higiene, impide el diseño de soluciones homogéneas y replicables a escala global. Esta limitación aplica tanto a la adecuación de las soluciones tecnológicas y su mantenimiento como a las metodologías de promoción tanto de la demanda social como de la oferta de servicios, muchas veces inexistente.

Aun así, y a pesar de las dificultades asociadas a la implementación de programas de saneamiento exitosos, los últimos datos oficiales muestran un avance importante, aunque insuficiente. Desde 1990, los países en desarrollo han avanzado 21 puntos porcentuales marcando una tendencia creciente en el acceso a saneamiento mejorado que llega en la actualidad al 57 %. A la cola de este grupo de países se encuentran las regiones del Sudeste Asiático, con una cobertura del 42%, y África subsahariana, que apenas alcanza el 30%.

Sin embargo los datos globales ocultan un grave problema de inequidad vinculado a aspectos de género, etnia, nivel económico o ámbito geográfico. Esto se traduce en enormes disparidades que muestran cómo en las zonas rurales de países como Mozambique, Burkina Faso, Chad o Sudán del Sur, se alcanzan tasas de cobertura del 4% o inferiores.

Cada 19 de noviembre, declarado por Naciones Unidas como el Día Mundial del Saneamiento, tenemos una oportunidad de reflexionar, actuar y reclamar que el saneamiento deje de ser un privilegio y se garantice como derecho humano. No podemos esperar al siguiente.

Comentarios

Enhorabuena por el articulo y por la campaña!
Enhorabuena por el articulo y por la campaña!
Enhorabuena por el articulo y por la campaña!

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_