América made in Europa
FOTO: Elvira Tomazoni
No puede ser casualidad que los dos primeros Premios de las Américas Mies Crown Hall, anunciados la pasada semana para reconocer la mejor arquitectura levantada en América, hayan recaído en sendos proyectos ideados por europeos. El propio Mies van der Rohe que les da nombre fue, a la vez, un proyectista en Europa y otro –de mayor escala- en Norteamérica.
En realidad, fue otro arquitecto europeo más, el holandés Wiel Arets decano de la Escuela de Arquitectura del IIT (Illinois Institute of Technology), quien propuso la creación del premio, el segundo gran galardón que se concede en la ciudad de Chicago, sede del Pritzker Prize. Para Arets el mejor futuro de la disciplina está más “en la conexión entre el talento de los proyectistas del mundo” que en la reivindicación de un hacer autóctono. Por eso, además de los 50.000 dólares con los que está dotado el galardón, los premiados son invitados a ocupar una cátedra durante un año académico en la mítica escuela de arquitectura del IIT que van der Rohe levantara en la ciudad norteamericana.
El del portugués es un museo para un pintor en el que Siza permite que su sobria arquitectura se deje mecer por aires más sensuales.
FOTO: Iwan Baan
Mientras que el edificio de Miami combina aparcamiento, comercio, vivienda y ocio en un ejercicio emblemático dispuesto a dar nueva densidad –y por lo tanto nueva vida- al centro de esa ciudad.
De este modo, con la idea de valorar la última década para conceder sus primeros galardones el MCHAP (Mies Crown Hall Americas Prize) nace con historia, con una década de arquitectura valorada por un jurado presidido por Kenneth Frampton, que también destacó el edificio Altamira del argentino Rafael Iglesia en Rosario (Argentina), la Capilla del Retiro en Auco (Los Andes, Chile) de Undurraga Deves Arquitectos y el restaurante Mestizo en Santiago de Chile del estudio de Smiljan Radic sin, sin embargo, atreverse a premiar el idioma propio que hablan esos proyectos americanos. Con todo, el veredicto sí fue claro con dos de los grandes perdedores: la Biblioteca Central de Seattle, de Rem Koolhaas (OMA) y el Museo Nelson-Atkins en Kansas City del más renombrado arquitecto norteamericano actual, Steven Holl.
Así, valorar la solidez, y el atrevimiento de Siza, y la profesionalidad de Herzog&De Meuron por encima de mayores experimentos arquitectónicos marca el mensaje de este primer galardón. El componente público del edificio de Miami -que aúna la rehabilitación, uso mixto y respuesta urbana con un edificio que se deja invadir por los viandantes- indica, también, una vía de futuro para los estudiantes de IIT.
Es cierto que el garaje de Herzog &De Meuron, convertido en icono urbano, tiene tanto capacidad para regenerar económicamente un barrio como para devolverle vitalidad a sus calles. La mezcla de ambos -la arquitectura solvente no deficitaria y los trabajos que invitan a vivir la ciudad- son recetas europeas exportables que, en nuestras ciudades, no deberíamos olvidar.
Babelia
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