_
_
_
_
África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

La urgente necesidad de hacer urbanismo en África

Autor invitado: Joan Tusell (*)

¿Qué está pasando con las ciudades africanas? ¿Son gestionables y asumibles crecimientos urbanos que doblarán el tamaño de muchas de ellas en tan solo 20 años? ¿Y cómo hacer urbanismo, es decir, ordenar el espacio público, cuando el rápido crecimiento que se produce es principalmente por la llegada de personas con rentas per cápita bajísimas que acaban en los llamados asentamientos espontáneos? ¿Qué experiencias pueden resultar interesantes para que los ciudadanos puedan disfrutar de conceptos como el derecho a la ciudad o, simplemente, tener una ciudad africana y no acabar viéndose rodeado de los edificios de cristal de cualquier ciudad ‘occidentalizada’? ¿Y qué tiene de diferente una ciudad africana?

Preguntas como éstas fueron ya protagonistas de una mesa redonda el pasado de mayo organizada por Casa África en el Instituto Cervantes de Madrid. Una jornada, titulada Ciudades africanas. Reto urbanístico y social, que contó tanto con la presentación del Premio de Ensayo 2013 de Casa África (Un modo de afrontar la ciudad africana, de los arquitectos y profesores Manuel Martín, Vicente Díaz y Eugenio Rodríguez) como con una ponencia central de Joan Clos, el director ejecutivo de la agencia de Naciones Unidas que estudia y trata de poner soluciones al ordenamiento de los nuevos asentamientos urbanos, ONU Hábitat.

En la mesa redonda participaron Paz Núñez, profesora de la Escuela de Arquitectura de la UAH; Manuel J. Martín, catedrático de la Escuela de Arquitectura de la ULPGC; Firdaous Oussidhoum, directora de Relaciones Internacionales de la Unión Africana de Arquitectos,y Joan Clos, director ejecutivo de ONU-Hábitat

El de las ciudades africanas es un debate apasionante, y se demuestra cuando se contraponen las muchas visiones que hay a su alrededor. En este caso, el debate contó con la voz de españoles que han estudiado profundamente el fenómeno y de africanos que, en su trabajo, lidian a diario con estos problemas y desafíos. Fue, a su vez, un bonito combate intelectual entre, por un lado, el ‘establishment’ internacional que intenta como puede poner orden al descontrol y, por otro, las corrientes de urbanistas y arquitectos que reclaman soluciones diferentes, alternativas, que impliquen a las personas que viven en esos barrios, más sociales.

En lo que coinciden todos es que el crecimiento de las ciudades africanas es constante e imparable. Si en los últimos 30 años, China ha protagonizado el proceso de urbanización más importante de la historia de la Humanidad –cerca de 500 millones de personas se han instalado en ciudades, algunas de las cuales han llegado a crecer en progresiones de más de un millón de personas al año al calor de la industrialización–, ahora le ha llegado el turno a África.

En su intervención, Joan Clos explicó que la diferencia del crecimiento urbano africano con el de China es que las ciudades no crecen al calor de la creación de empleo industrial, sino que lo hacen por el crecimiento del sector primario, principalmente por la explotación de los recursos naturales y la agricultura intensiva. Y eso genera una dificultad a tener muy en cuenta: los crecimientos anuales del 5 al 7 % de los países africanos repercuten en la renta nacional, pero no tienen incidencia real en la renta per cápita de los ciudadanos, que en la mayoria de estos países sigue estando por debajo de los 1.000 dólares anuales.

Así, ¿cómo se gestiona el crecimiento acelerado de una ciudad cuando sus nuevos habitantes están en el grupo de los 1.000 dólares per cápita? La consecuencia no es otra que la llamada urbanización espontánea, el barraquismo, lo que en inglés se conoce como slums, en Brasil favelas o en Sudáfrica townships. El 60 % de la población urbana subsahariana vive actualmente en slums.

Uno de los slums más conocidos de África es el de Kibera, en Nairobi (Kenia). Foto de Sabinahenry.com

Las condiciones de estos barrios son casi modelos estándar: chabolas de nueve metros cuadrados, sin agua potable ni lavabos, con un hornillo, una cama y poca luz, en la que viven hasta cinco o seis personas de varias generaciones distintas. Se trata de barrios en los que el espacio destinado a las calles es del 2,2%, frente al 30 y hasta 35 % de ciudades bien planificadas. Según Clos, la media de las ciudades africanas es de un 10% de espacio destinado a las calles, algo que explica que, pese a tener menos vehículos, sea difícil no encontrar una ciudad africana sin colapsos de tráfico.

Ante este escenario, el hecho de que la gran mayoría de países africanos carece de planificadores y de marcos institucionales para el urbanismo y la constatación de que la población urbana se doblará en los próximos 20 años, Clos abogó por el pragmatismo, el “orden precautorio” y la combinación de soluciones nacionales con la aportación por parte de ONU-Hábitat de planes de ensanche urbanos: “Nos encontramos con ciudades que van uniendo proyectos de 100 o 200 viviendas sin un plan urbano general que ponga orden al caos”.

El directivo de ONU-Hábitat lamentó que en muchos países africanos se desconozca quiénes son los responsables de urbanizar las ciudades. ¿Quién urbaniza? ¿El alcalde, el gobernador, el ministro, el Presidente? “No hay urbanismo porque nadie cree que poner la calle sea su responsabilidad”. Apeló incluso a la responsabilidad de los arquitectos: “Se ofrecen para hacer arquitectura pero no exigen urbanismo”. Porque hoy por hoy el urbanismo “solo lo puede hacer la Administración pública”. Los gobiernos, dijo, deben interiorizar que su responsabilidad es diseñar el espacio público en el que crece la ciudad”.

Un dato más: en España hay unos 60.000 arquitectos, aproximadamente el mismo número que los que hay para todo el continente africano. Sin embargo, hubo consenso entre los participantes en que son los africanos los que deben hallar sus propias soluciones. En ese sentido es por donde más incidió el resto de participantes, por expresar que África necesita soluciones propias, alejadas del modelo y pensamiento europeo o estadounidense de crecimiento: soluciones urbanas que valoren otra manera de concebir el espacio y hasta el tiempo, la comunidad y la economía informal, motor real del día a día de los ciudadanos africanos. Así, el diagnóstico es compartido: es urgente hacer urbanismo en África. ¿Pero, qué tipo de urbanismo?

Firdaous Oussidhoum, responsable de Relaciones Internacionales de la Union Africana de Arquitectos, abogó por que sean los africanos los que se conciencien de la necesidad del urbanismo, de valorar a los profesionales que surgen de sus propias universidades y de entender las particularidades de cada país y ciudad. Oussidhoum recordó que en esos slums, y en cierta manera en la economía informal que surge de ellos, “hay una cohesión social increíble”.

La arquitecta marroquí mostró ejemplos de proyectos de grandes edificios construidos por China en Angola (“no saben cómo llenarlos”) o de urbanizaciones al estilo norteamericano en países del este de África (“¿Qué sentido tiene esto? ¿Este es el legado que le dejamos a nuestros hijos?”). “Para tener un derecho a la ciudad hay que tener conciencia primero de tener un valor”, dijo en relación con la no exigencia por parte de los africanos residentes en este tipo de asentamientos informales.

Edificios en Luanda (Angola), construidos por empresas chinas.

En el debate se mencionó también otros conceptos como el reblogging: el hecho de que los propios ciudadanos de los slums se reúnan y se pongan de acuerdo para ampliar sus calles y resituar a sus vecinos. Desde la fila cero participaron expertos invitados como Julián Salas, de la Cátedra Unesco de Habitabilidad básica de la UPM; Idoia Oneca, de la Alianza por la Solidaridad, o Elena López-Gunn, de la empresa Icatalist.

Por su parte, los ganadores del Premio de Ensayo Casa África, Manuel J. Martín y Vicente Díaz, expusieron sus teorías y su propuesta abierta de huir del pensamiento colonialista y adaptar los espacios urbanos a la manera de ser y pensar de los africanos. Hablaron de urbanismo insurgente, de ejemplos en Latinoamérica adaptables en África, del derecho a la ciudad y de “descolonizar mentalmente” la manera de hacer arquitectura en África.

(*) Joan Tusell es el jefe del Área de Medios de Comunicación de Casa África. Este texto se escribió al hilo del evento y lo recuperamos hoy en el Día Mundial de las Ciudades.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_