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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Las víctimas de la talidomida

La Audiencia Provincial de Madrid defrauda las esperanzas de un grupo de ciudadanos afectados gravemente por la negligencia de una gran multinacional, la farmacéutica alemana Grünenthal. En su incomprensible sentencia le da la razón a la empresa. Me refiero al caso de la talidomida, un medicamento para mujeres embarazadas, desarrollado y comercializado sin las mínimas garantías —a la vista de lo que ocurrió— por la farmacéutica alemana, que causó gravísimos daños a los hijos de las mujeres que la tomaron confiando en que, si la vendían en las farmacias, tendrían todas las garantías sanitarias. A causa de la talidomida los niños nacieron sin un brazo, sin los dos brazos o las dos piernas y otras graves malformaciones, condenándoles a toda una vida de sufrimientos y de carencias. La Asociación de Víctimas de la Talidomida de España (Avite) llevó a los tribunales a Grünenthal y un juzgado de primera instancia de Madrid falló a favor de los afectados, concediéndoles una indemnización por los daños sufridos.

El laboratorio causante de los males recurrió y ahora la Audiencia Provincial da la razón a la empresa y les retira a los afectados las justas indemnizaciones que ya habían conseguido. Por lo visto, dice la sentencia, el hecho ha prescrito; pero para los afectados no ha prescrito nada, ellos siguen sin sus piernas y sin sus brazos y las malformaciones no han desaparecido en ninguno de ellos. ¿Cómo es posible que puedan prescribir las responsabilidades de los causantes del daño mientras persisten sus trágicas consecuencias?

Una vez más aquí, como casi siempre, los débiles se ven privados de la justicia y de sus derechos. Sin embrago, en otros países los tribunales no han encontrado prescripción alguna y los afectados por la talidomida han recibido las indemnizaciones que reclamaban.

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Las víctimas van a recurrir y espero, por su bien y por el de la justicia de este país, que esta vez sí sean atendidas sus más que justas peticiones.— Pepa Martínez Nieto.

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