A la alfombra roja no sin mi madre
Ha nacido una nueva tendencia en Hollywood: Llevarse bien con los padres Atrás quedan los ecándalos provocados por los familiares de los famosos
Cuando el rodaje de Monuments Men llegó a Alemania, el director de la película, George Clooney, pensó que a Nick, su padre, le haría ilusión visitar el set. El hombre había servido en el ejército estadounidense desde una base radicada en el país teutón en la década de los años cincuenta. Una mañana, mientras llegaban a la grabación, a George se le ocurrió ofrecerle a su progenitor un pequeño papel en la película. El guion incluía una escena en la que se veía a Clooney en 1977, 30 años después de los hechos que narraba la cinta. Nick, en principio, se negó. “Ponte algo gris en el pelo”, le dijo a su vástago. Pero este insistió, hasta convencer al padre, quien, décadas atrás, tras finalizar su labor en el ejército, había probado suerte en Hollywood, fracasando bíblicamente en cada prueba para cada papel al que acudió. Cuando los miembros de la productora de Monuments Men vieron la escena en que participaba Nick, se quedaron de piedra: “¿De dónde has sacado a este viejo?”, le preguntaron a Clooney. Tras el estreno, el padre bromeaba al respecto del revuelo que había causado su aparición en el filme. Después de todo, “solo era un pequeño papel y un cheque incluso más pequeño”.
Nick comparte con George su pasión por el activismo (ambos fueron detenidos durante una protesta por Darfur frente a la Embajada de Sudán en Washington) e incluso por Amal Alamuddin, con quien gusta de dar paseos en motocicleta de alta cilindrada por Los Ángeles.
El caso de George y Nick Clooney es ejemplo paradigmático de una nueva y sorprendente tendencia que hace furor en el mundo de las celebridades: llevarse bien con los padres. Así, al caso de los Clooney se une el de Jennifer Lawrence, quien estuvo viviendo en el hogar familiar hasta poco antes de ganar el Oscar. A la chica le gusta llevarse a toda su familia a galas y estrenos. El premio de la Academia por El lado bueno de las cosas no está en su casa, sino en la de su familia, en Kentucky. “Un día vino mi madre a casa y dijo que eso ahí quedaba muy mal. Se lo llevó. La verdad es que era un poco raro tener esa estatuilla en la casa de una chica soltera de 22 años”, declaró Lawrence.
Bradley Cooper, su compañero de reparto en la cinta, aunque él solo se llevó la nominación al Oscar, es otro que habitualmente acude a los saraos del brazo de su madre. La mujer incluso vivió recientemente durante una larga temporada con el intérprete en Los Ángeles. “Está bien, me gusta. Lo único es que, bueno, tienes a tu madre en la habitación de al lado, hay que ir con cuidado”, comentaba Cooper. Su íntimo amigo, Leonardo DiCaprio es uno más. Bonita foto de familia la de los dos actores junto a sus respectivas progenitoras en la fiesta de celebración de los últimos Globos de Oro.
Otra que gusta de tener a su madre cerca y no solo por si hay que coser un botón, en la nevera solo queda cerveza y leche caducada o es menester preguntar en qué programa se pone la lavadora para quitar las manchas de vino en un mantel blanco, es Charlize Theron. A los 15 años fue testigo de cómo la mujer que la trajo al mundo disparaba a su padre, un tipo con tendencias violentas, acabando con su vida. Hoy se las puede ver juntas por el barrio en el que ambas residen en Los Ángeles, en partidos de los Lakers y saliendo y entrando de algún Starbucks. “Decidí que la iba a tener siempre cerca”, declaraba la actriz años después del incidente.
Una de las características que comportan todos estos casos de armonía familiar es la nula presencia de los progenitores en los asuntos profesionales de sus ricos, famosos y exitosos hijos, además de un nulo afán de protagonismo. Parece que se desvanece el tiempo en el que ser padre o madre de alguien famoso podía ser una carrera casi tan lucrativa como ser hijo de famoso. “Todos tenemos familiares quienes nos avergüenzan, pero, claro, no todos somos Kate Middleton o Giselle Bündchen. A los famosos les aterroriza pensar que la gente pueda verles a ellos como a sus parientes, pues estos parientes, al fin y al cabo, son lo que ellos serían si el público no los hubiese elevado al rango de celebridades perfectas”, comenta Hugo Rifkin, columnista de sociedad del diario británico The Times al respecto del mazazo a la imagen pública de alguien célebre que puede suponer tener un familiar dislocado y ansioso de recibir la atención de los medios.
Las últimas décadas estuvieron plagadas de casos como los de Macaulay Culkin (padre que se mete en la carrera del hijo hasta arruinar la vida de ambos) o Lindsay Lohan (padres que deciden retransmitir en directo sus problemas conyugales, los de su hija en solitario e incluso los de ellos, juntos y por separado, con su entrañable descendencia), personajes cuyo descenso a los infiernos —tanto personal como profesional— ha sido en compañía del de sus familiares. “Existen infinidad de famosos con problemas con sus familias”, apunta Carolyn Bushong, coach, psicóloga y autora de libros de autoayuda con títulos tan sugerentes como Bring back the man you fell in love with (Recupera al hombre del que te enamoraste). “Y esa gente célebre es muy probable que jamás arregle esos desórdenes, ya que, una vez se concierten en personajes admirados por todo el mundo, es casi imposible que alguien de su entorno previo a la fama se atreva a enfrentarse a ellos, o decirles lo que realmente piensa de ellos”. En 1999, Nancy, la madre de Jennifer Aniston, decidió decirle a su hija lo que pensaba en un libro. Esta le retiró la palabra. Meses después, la actriz estrenaba Office Space (Trabajo basura), que con una recaudación de solo 8,5 millones es la película menos exitosa de la carrera de la intérprete de Friends.
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