Fotografía y arquitectura: ¿Esto existe de verdad?
Pol Viladoms
Eso fue lo que Pol Viladoms (Barcelona, 1981) se preguntó, siendo un niño, ante una fotografía de una revista. Era un anuncio publicitario donde aparecía Fallingwater la famosa Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright y pensó ¿esto existe de verdad? Años más tarde decidió estudiar arquitectura porque le pareció que debía ser una mezcla equilibrada entre algo creativo y algo técnico. También me planteé estudiar fotografía, pero mi padre me sugirió que a través de la lectura y disparando mucho sería capaz de instruirme por mí mismo. Tenía razón, hoy el arquitecto Viladoms es, sobre todo, un reputado fotógrafo de arquitectura.
¿Qué esperaba de los estudios? Aprender un oficio.
¿Qué ha sido lo más sobresaliente de su formación: lo que más le ha servido? El hecho de ayudarme a construir una mirada propia sobre las cosas, el ser consecuente con las decisiones a tomar durante un proyecto así como la capacidad para desarrollar una idea de principio a fin. En definitiva, tener la competencia de aplicar los conocimientos adquiridos a muchos otros ámbitos profesionales y personales.
¿Cuándo y por qué optó por una dedicación profesional atípica? Hará unos siete años una amiga trabajaba en el COAC, en el Espai Picasso, y necesitaban unas fotos para una exposición sobre bibliotecas públicas de Barcelona. Me preguntó si quería hacerlo yo, tenían pocos recursos…Para mí fue una especie de primer encargo. Cuando vieron los paneles con las fotografías de sus obras, la mayoría de los arquitectos preguntó quién era el fotógrafo.
¿Cómo valora económica, personal e incluso socialmente esa decisión? Cuando haces lo que te gusta siempre te ves recompensado. En mi caso la fotografía me da una libertad que no he encontrado en la arquitectura, donde muchas veces dependes de terceros: normativas, burocracia, etc… Con la cámara tienes el control de todas las fases del trabajo, no hay excusas. Si las fotos no salen bien no puedes echar la culpa al albañil.
Estamos en una época complicada, de transformación del papel de la arquitectura y de los arquitectos. En este contexto el fotógrafo no es una excepción. Pienso que las reglas del juego han cambiado y, hoy en día, uno mismo debe prácticamente generarse los encargos para luego buscar posibles clientes. Es cierto que este modus operandi exige mucho trabajo e implica incertidumbre, pero también es cierto que tiene aspectos positivos. Uno de los más notables es que el resultado obtenido se acerca mucho al que uno desea, puesto que no hay cliente que haya podido influir previamente en él.
¿Tienen los arquitectos miedo de romper la endogamia y el círculo social e intelectual en el que viven? Cuando empecé la carrera, el primer día de clase nos dieron una charla en el salón de actos y se me quedaron grabadas dos cosas: la primera, que el tiempo medio para terminar la carrera era entonces de 11 años; y la segunda, que preguntaron cuántos eran hijos de arquitectos... En una formación tan larga parece inevitable crear algo más que vínculos, pero la escuela tampoco te ayudaba a ir en otra dirección… Pienso que las cosas han cambiado bastante desde entonces y no creo que haya miedo a romper la endogamia; creo más bien que entre arquitectos se comparte una manera de entender las cosas, algo así como un “way of life” que genera estos círculos, de la misma manera que los músicos tienden a juntarse, e imagino que ocurrirá lo mismo en otras disciplinas.
¿Qué le hizo ver que había otras posibilidades? Siempre me había gustado la fotografía. A los 14 años ya disparaba con una cámara que me regalaron mis padres, una Minolta de 35mm. Un día empecé a presentarme a concursos de fotografía. Me premiaron en varios y vi la posibilidad de tomármelo más en serio. El hecho de ser arquitecto hizo que de alguna forma fuera una transición natural fotografiar la ciudad y sus edificios.
¿Tenía o tiene ejemplos, modelos? La formación que uno recibe y a lo que se acaba dedicando es hoy en día más variada que nunca. Muchos de mis amigos que cursaron arquitectura trabajan en ámbitos tan variados como el patronaje de ropa, la enseñanza, el diseño tipográfico… De hecho, incluso varios de los considerados “grandes arquitectos” nunca pisaron una escuela de arquitectura.
¿Qué puede hacer la arquitectura por la sociedad más allá de los planos? Pienso que ahora más que nunca es un momento propicio para reflexionar y reivindicar el papel del arquitecto y la arquitectura. Esta debe adaptarse y proponer nuevas soluciones que respondan a las necesidades actuales de la gente y de la sociedad. La creciente demanda de políticas de participación ciudadana en los procesos de toma de decisión debería contemplarse en el urbanismo y la arquitectura.
¿Qué consejos daría a un joven estudiante de arquitectura? Le diría que los inicios pueden ser difíciles pero que, a medida que uno avanza y aprende, encuentra los estímulos necesarios y que al final vale la pena. Le diría que la formación que obtendrá será lo suficientemente amplia para poder elegir su propio camino y sobre todo, que disfrute de los años de universidad.
¿Retrata mejor la arquitectura un arquitecto? ¿Por qué? Personalmente. Ser arquitecto me ayuda a hacer una lectura previa del edificio, desde el conocimiento arquitectónico, para luego saber qué debo fotografiar y cómo. Sin embargo, existen grandes fotógrafos de arquitectura con una formación meramente fotográfica, de modo que ser arquitecto no me parece una condición indispensable.
¿Qué fotógrafos admira y por qué? ¿Se nota si son arquitectos? Me gustan muchos fotógrafos cómo Julius Shulman, Edward Burtinsky o Andreas Gursky, que no son arquitectos, y otros como Ezra Stoller o Jordi Bernardó, que sí que lo son. Me resulta imposible saber a priori la formación de cada uno, pero sí me parece que todos ellos saben retratar la arquitectura.
Macba. Fotografía Oficial para el “Museu d’Art Contemporani de Barcelona”.
Richard Meier architects.
Fotografia #03 perteneciente a la serie “Check-in Tempelhof”.
Fotografia #03, perteneciente a la serie “Requiem for a dream”.
Fotografia #07 perteneciente a la serie “Check-in Tempelhof”.
Fotografia #08 perteneciente a la serie “Requiem for a dream”.
Casa eficiente MZ. Calderón-Folch-Sarsanedas arquitectos.
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