Empresario emblemático
Isidoro Álvarez deja una marca ampliamente reconocida como referente del comercio
Con Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés, desaparece uno de los empresarios de la distribución comercial más importantes de Europa. Tras suceder a su tío Ramón Areces, los 25 años de la etapa encabezada por Álvarez se habían convertido en el paradigma de los modelos de comercio al por menor. Su marca es un valioso intangible, que trasciende a la propia personalidad de los directivos.
El crecimiento de la empresa parecía resistir la ofensiva de nuevos competidores, cambios de ciclo económico y de preferencias en los compradores. Solo la pronunciada contracción del consumo de las familias altamente endeudadas y la elevación excepcional del desempleo durante los últimos años han hecho mella en la ininterrumpida senda de crecimiento de la compañía, sin dejar de ser el referente que fue para varias generaciones de españoles.
A pesar de la buena imagen de la marca y de las ventas crecientes a clientes extranjeros que visitaban España, la internacionalización del grupo fue más tardía que la de otras grandes empresas españolas. Precisamente, el crecimiento fuera de España había sido uno de los mensajes centrales del propio Isidoro Álvarez en la última reunión de la Junta de Accionistas.
La ausencia de Álvarez se dejará sentir. Había previsto su sucesión con la emergencia de su sobrino, Dimas Gimeno, en tareas de principal ejecutivo, y el reforzamiento de su consejo de administración. Ahora se abre una fase nueva en el grupo empresarial. El accionariado, en el que participan ampliamente los directivos y empleados, es estable, aunque las circunstancias que caracterizan el entorno económico no sean las mejores.
En apenas una semana han desaparecido dos de los empresarios españoles más emblemáticos y representativos de la transformación de la economía en las últimas décadas. Banco Santander y El Corte Inglés, a pesar de su gran dimensión, tratan de mantener el control familiar en un contexto global en el que las necesidades de capital crecen y con ellas las posibilidades de mayor movilidad en los órganos de gobierno de las empresas.
Del mantenimiento de la senda exitosa que las ha definido dependerá no solo la preservación de la saga familiar al frente de las mismas, sino dos de las principales referencias empresariales de España.
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