Lógica y normalidad
La realidad nos va llevando a asumir que lo que es normal no es lógico, que no siempre lo que es lógico es normal, y que veamos este contrasentido con normalidad. Y lo asumimos más si observamos lo que sucede en las cúpulas de algunas instituciones, tanto privadas como públicas o sociales. Que León de la Riva siga teniendo el apoyo de su partido y continúe como alcalde de Valladolid, que Arturo Fernández siga de dirigente en la CEOE, o que Jordi Pujol cuente con el apoyo moral de parte de la sociedad catalana puede entrar dentro de la lógica propia e interna de algunas exclusivas élites, pero nunca debería ser lo normal. Cuando se habla de eso que ahora llaman novedosamente “regeneración democrática”, y que no debería ser novedoso, ¿no se debería empezar por cesar de inmediato a personas como éstas y que sientan la repulsa de los ciudadanos y de aquellas organizaciones a las que pertenecen?— Dionisio Rodríguez Castro.
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