Riesgos sobre el empleo

Como era previsible, los datos de paro registrado y de afiliación a la Seguridad Social en agosto han supuesto una inflexión en el buen comportamiento observado durante los últimos 12 meses. El aumento en 8.070 personas inscritas en los registros del desempleo, respecto del mes anterior, y el retroceso en 97.582 en los afiliados a la Seguridad Social suponen el mismo signo adverso que lo ocurrido en la casi totalidad de esos meses en años anteriores, incluso en aquellos claramente expansivos —con la excepción destacada del descenso en el paro registrado de agosto de 2013—. Pero si se prescinde de la estacionalidad, los datos del mes pasado son menos malos, e inequívocamente favorables cuando se observa lo ocurrido en los 12 últimos meses en ambos indicadores. El aumento relativo en el último semestre de los contratos indefinidos es igualmente una señal favorable.

Con la información ahora disponible no es posible anticipar si la intensidad de la mejora observada en los últimos 12 meses tendrá continuidad. Y es que el mejor comportamiento de la economía española frente al promedio de la eurozona puede verse claramente condicionado por la desaceleración registrada en Alemania, Francia e Italia durante el segundo trimestre de 2014. Algunos otros indicadores más recientes expresan también la erosión en la actividad industrial y en la confianza de los agentes económicos en las tres mayores economías del área del euro, que son clientes importantes de los exportadores de bienes y servicios españoles.

La combinación de ese estancamiento con tasas de inflación muy distanciadas del objetivo de estabilidad de precios en la eurozona es un contexto que da validez a las sugerencias del presidente del BCE en su reciente comparecencia en el foro bancario de Jackson Hole, en la dirección de fortalecer la demanda agregada de la región. No solo con decisiones de política monetaria excepcional, sino de flexibilización temporal en las exigencias de ajuste fiscal y de concreción de programas de inversión comunes. Las autoridades españolas deben empeñarse en contribuir a que esas prioridades se asuman en las instancias comunitarias y en el Gobierno alemán. De lo contrario será difícil alcanzar un fuerte ritmo de reducción del desempleo en España, todavía en un nivel muy elevado.