Crianza a la deriva
Pertenezco a la generación de los ochenta. Jóvenes con carrera, a veces con trabajo y una inexistente conciliación familiar y laboral. Dicen que somos los padres de manual, tenemos que aprender en libros cómo deben dormir o comer nuestros hijos. En la tele, además, nos enseñan cómo educarlos. Lo que nadie nos cuenta son los malabares del día a día para tener una familia: involucrar a abuelos de manera permanente, jornadas interminables de trabajo, ayudas inexistentes, no poder asistir a la función de fin de curso de tu hijo o enfadarte porque los profesores piden tareas para las cuales no tienes tiempo.
Todo cambia, claro, pero nuestros hijos siguen necesitando de una dedicación que no podemos darles. Respecto al sistema educativo, ¿en algún momento alguien se replanteará que dos meses y medio de vacaciones son inviables? ¿Que los contenidos educacionales no son los adecuados? Tengo 34 años, dos hijas, y la sensación de que nada funciona como debe. Ellos son nuestro relevo de futuro y nuestro presente. Se nos pasa la vida y no hacemos nada por corregir a tiempo errores previsibles.— Vanessa Pintado.
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