Sol, arquitectura y puritanismos
FOTO: Pol Viladoms
Pol Viladoms (Barcelona,1981) es un arquitecto que, más que retratar o denunciar, hace preguntas con su impecable trabajo fotográfico. En el sur de Francia, cerca de Montpellier, se topó con La Grande Motte, una colonia arquitectónica levantada en 1967 con la intención de construir allí un lugar de vanguardia sin precedentes. Su autor, el entonces joven arquitecto Jean Balladur (1924-2002), fue un tipo que dijo querer huir de la puritana sobriedad moderna y apostó por una arquitectura inspirada en los templos aztecas. El resultado fue una colonia de vacaciones que mezclaba imaginación, vegetación y, tal vez también exceso, que, casi medio siglo después, sigue despertando pasión y rechazo a partes iguales. Pasado un tiempo, es fácil comparar este tipo de arquitectura con la que se ha ido levantando en nuestro país. Más difícil resulta contrastar el mantenimiento en edificios que, en lugar de tener un lustro parecen tener, como la Grande Motte, también medio siglo.
Por eso, porque congela el tiempo, el detalle de Viladoms en la serie Holiday Patterns, deja ver un mundo de turistas sin ubicación concreta, un universo acolmenado, denso, pero también ordenado, incluso inspirado. Esa visión cambia, sin embargo, al alejar la cámara y retratar también el contexto. El exceso se adueña de la relación entre edificios y vegetación, y la sensación es de tarta de comunión: demasiado dulce para ofrecer otro disfrute que no sea el de beber con sed.
Viladoms cuenta que fue a principios de los años 60 cuando el gobierno francés, en respuesta al desplazamiento de turistas galos hacia el territorio español, decidió llevar a cabo la transformación y ordenación de la costa meridional-oriental francesa para atraer el turismo de sol y playa. Se construyeron seis «unidades turísticas» separadas por espacios naturales protegidos. Esta operación supuso la desecación de gran parte de la costa, reconfigurando y transformando radicalmente el litoral francés. En ese marco, el proyecto de Balladur fue único. Para ese arquitecto, una ciudad de ocio era una gran oportunidad para liberar la arquitectura de tabús y academicismos, para investigar nuevas formas y espacios creando una ciudad viva, no monótona ni repetitiva. El resultado fue La Grande Motte. Y el proyecto de Viladoms Holiday Patterns realiza un análisis casi psicológico de las fachadas realizadas a partir de la repetición de elementos geométricos prefabricados de hormigón. “Encontré que las fachadas evocaban desde su carácter escultórico un estampado, un pattern, que remitía a la forma de vestir que tiene la gente en verano, precisamente la época en la que son habitados esos edificios”.
Arquitectura rebelde y fotografía psicológica en la difícil ecuación que trata de apaciguar la relación entre sol, vivienda y ciudad fantasma.
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Babelia
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