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Un gótico en la familia

Nicolas Cage se convirtió en abuelo a sus 50 años. El parto ponía fin a una etapa en la vida del padre del niño, Weston Cage

Tom C. Avendaño
Nicolas Cage y su hijo.
Nicolas Cage y su hijo.BuzzFoto/FilmMagic Derek Steele

Nicolas Cage acaba de aportarle a su familia, el clan Coppola, uno de los pocos hitos que nadie hasta ahora había sido capaz de aportarle: una nueva generación. El actor, sobrino del patriarca Francis Ford Coppola, se convirtió en abuelo a sus 50 años, el pasado 1 de julio, con el nacimiento del bebé Lucian Augustus. No era lo único que aportaba ese día a la familia. El parto ponía fin a una etapa en la vida del padre de la criatura, el primogénito de Nicolas, Weston Cage; una etapa de extremos y excesos que, vista en perspectiva, ha resultado ser la historia más desproporcionada y, en fin, coppoliana que haya afectado a esta familia en años.

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Weston nació hace 24 años, hijo de Cage y la actriz y posterior amago de diva del disco Christina Fulton. Salió precoz. No tardó en dejarse el pelo largo, cantar death metal, maquillarse como un gótico… y prometerse. En 2011, con 21 años, decidió casarse con la cantante Nikki Williams. Lo hizo en abril: para entonces ya había ocurrido el incidente de la hoguera. Los novios habían decidido proclamar su amor ante unos amigos y un fuego en Tennessee. Estaba Weston declarando acaloradamente su amor a Nikki cuando los bomberos le rociaron con agua: alguien los había llamado al ver el humo. Como incidente fue poco; como mala señal, tajante. Para julio, la pareja había sido detenida varias veces por violencia doméstica (Nikki le llegó a clavar una botella en la cara a él). Para octubre estaban divorciados. En esa espiral de autodestrucción, Weston dejó su imagen más lamentable: en junio, en un restaurante de Hollywood, se peleó con un entrenador personal que su padre había contratado para obligarlo a volver a casa. Todo quedó grabado en vídeo y mostrado por Internet. Cómo Weston se abalanzaba sobre el emisario, recibía 13 puñetazos en la cara y acababa hecho un charco de sangre en la calle. “Tenía 40 cervezas y una botella de vino en el cuerpo”, aduciría. “Mi nivel de alcohol en sangre era de 0,335. Estaba a cuatro tragos de la muerte”. Nicolas lo ingresó en un psiquiátrico.

El toque Disney

Weston fue visto de nuevo en diciembre de 2012, días después de haber cumplido los 22. Estaba en Disneyland con su familia y una chica del brazo. Tenía el pelo más corto. La cara limpia. Sonreía. Esa chica, Danielle, se convirtió en su mujer el año pasado. Luego llegaría Lucian (“¡Significa Luz!”, celebró ante los medios). Y, como le pasa a todo padre primerizo al ver a su bebé, la mirada de Weston brilló de felicidad.

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Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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