Máxima, una reina con el corazón dividido
La esposa de Guillermo de Holanda, argentina de nacimiento, no estuvo en Brasil presenciando la semifinal
"Me interesa Argentina, pero soy holandesa”. Así de rotunda, y elegante, ilustró en 2005 Máxima de Holanda, entonces princesa de Orange, su personal versión del corazón partido que se le supone cuando ambos países se enfrentan en el plano deportivo. Nacida en Buenos Aires, aquella frase fue pronunciada durante las fases clasificatorias para el Mundial de Fútbol de 2006, celebrado en Alemania y ganado por Italia. Para la semifinal, que este miércoles disputaron Holanda y Argentina en el actual campeonato, en Sao Paulo, la Casa Real prefirió evitar sofocos, y los nuevos reyes seguieron el partido a domicilio.
Guillermo Alejandro y Máxima son grandes aficionados al deporte y viajaron a Brasil al principio del torneo. Desde el palco de honor, presenciaron la victoria de la selección holandesa contra Australia por 3-2. Luego visitaron en el vestuario y se hicieron fotos con los ganadores. Si Holanda hubiera llegado a la final, los reyes, y el primer ministro liberal, Mark Rutte, habrían acompañado al equipo. La Casa Real ha emitido dos comunicados sobre la reina Máxima y el Mundial para evitar la polémica.
El arreglo protocolario parece haber contentado a todos, ya que los nuevos reyes suelen apoyar con ardor a los atletas nacionales cuando se baten en competiciones internacionales. Su ausencia en Brasil, eso sí, ha sido parodiada enseguida las redes sociales con diversos montajes fotográficos. Entre ellos, figura una vista aérea de su domicilio, pintado con los colores de ambas banderas nacionales, o bien la pareja real dándose la espalda en una cama imaginaria.
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