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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Africanos que ayudan a africanos

En el mismo avión de Kenya Airways en el que llegamos a Juba hace varios días, viajaron los doctores kenianos Peter Kilonzo y Patrick L. Okumu. El primero es ortopeda y el segundo anestesista. Son dos voluntarios de AMREF y esta es su quinta visita al país. Pidiendo días libres en sus trabajos participan en el programa de outreach organizado por esta organización con el fin de facilitar servicios médicos de calidad, sobre todo en zonas remotas, a aquellos ciudadanos que carecen de ellos. Puntualmente, se organizan expediciones a las zonas más desfavorecidas de Sudán del Sur para ofrecer los servicios médicos y realizar operaciones.

La mayoría de los occidentales tendemos a pensar que solo nuestra solidaridad salva vidas. Son muchas las personas que dedican sus vacaciones a trabajar como voluntarios en países del Sur poniendo sus conocimientos al servicio de los más necesitados. Sin embargo, nos cuesta creer que los africanos puedan hacer lo mismo y ayudarse entre ellos. La verdad es que cada vez son más las iniciativas que surgen en el continente en este sentido.

Operación en el Hospital Universitario de Juba durante el ejercicio de outreach.

Una de ellas está organizada por AMREF que es la mayor organización internacional sanitaria de origen y gestión completamente africanos. El nombre corresponde a las siglas en inglés de African Medical and Research Foundation (Fundación africana para la medicina y la investigación). Su equipo humano está formado por alrededor de 850 profesionales sobre el terreno (el 97% de ellos africanos). Tiene su sede central en Nairobi, Kenia, y todos sus proyectos se diseñan, dirigen, analizan y ejecutan en África. También cuenta con una red de doce oficinas en Europa (entre ellas una en España), Estados Unidos y Canadá con el objetivo de recaudar fondos y concienciar sobre la realidad sanitaria del continente.

En particular, el progrma de outreach organizado por AMREF en Sudán del Sur está financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

Semanas antes de la llegada de los voluntarios kenianos, los doctores del Hospital Universitario de Juba, James Kwajok y Akau Aguto, avisaron a los enfermos previamente seleccionados para que se acercaran y pudieran ser operados.

La anterior visita de los doctores kenianos tuvo lugar en febrero, cuando el conflicto entre los seguidores del presidente Kiir y los del ex vicepresidente Machar estaba en todo su apogeo. Cientos de heridos fueron trasladados desde los campos de batalla al hospital militar de Juba. Como tantos otros hospitales del país, este carece de los medios y del personal cualificado para atender a la mayoría de los que llegaban. Durante los 10 días que duró aquel el ejercicio de outreach, los dos doctores voluntarios venidos de Kenia, junto con los dos sursudaneses, operaron a 500 heridos de guerra que presentaban toda una variedad de fracturas óseas. Después de tres meses, el número de heridos causados por el conflicto sigue siendo elevado, por eso AMREF ha decidido volver a realizar un ejercicio en la capital, en vez de recurrir a zona más remotas. De hecho, los días que visitamos el hospital encontramos muchos heridos de bala e incluso alguno con una flecha clavada en la cabeza.

Los doctores Aguto y Kwajok son los únicos ortopedas en todo el país. El primero de ellos terminó sus estudios en Noruega donde vivió hasta 2012 cuando decidió regresar a Sudán del Sur para, como dice él, “ayudar a cambiar la situación de mi país”, dejando atrás a sus dos hijos. Por su parte, Kwajok realizó sus estudios de postgrado en la Universidad de Bagdad y fue médico militar del ejército de Sudán, destinado en Port Sudán durante muchos años, Procede de un lugar cercano a Juba, por lo que cada vez que tenía vacaciones ayudaba en el hospital hasta que en 2009 decidió dejar el ejército del Norte e instalarse en el Sur.

Les pregunto por qué han vuelto si en Noruega o en Sudán tenían más oportunidades que en Sudán del Sur. Los dos contestan que las personas de aquí necesitan ayuda y, añade el doctor Kwajok, ¿por qué debería esperar que la gente venga de fuera a ayudar si lo puedo hacer yo?


Los doctores Aguto, Kwator y Kilonzo discutiendo la próxima operación a realizar.

Los dos doctores se quejan amargamente de la desidia del gobierno que no dota al hospital con los materiales ni los recursos humanos cualificados necesarios para su trabajo.

También se quejan de que las ONG solo se centran en la salud primaria y olvidan al hospital. “Ellas tienen sus prioridades que son decididas en Europa o América pero nunca nos preguntan qué es lo que los sursudaneses realmente necesitamos”, comentan. Evidentemente, aquí cada cual arrima el ascua a su sardina.

El doctor Aguto ilustra sus palabras con un ejemplo contando que cuando los dos empezaron a organizar el trabajo en su sección se encontraron con que medio almacén del hospital estaba lleno de anticonceptivos inyectables donados por ONG. Sin embargo, no hallaron clavos, escayola, herramientas u otros elementos útiles para su trabajo. Comentan que las cosas no han mejorado mucho desde entonces. Los dos quirófanos existentes en el hospital son compartidos con los distintos doctores que trabajan allí, por lo que ellos solo pueden utilizarlos un par de horas dos días a la semana, siempre que haya electricidad y agua, elementos que fallan la mayoría de las veces. Además, como los sueldos del gobierno tardan una media de tres meses en ser pagados, la mayoría de los trabajadores desaparecen porque no están motivados, otro elemento que ocasiona que la mayoría de las veces no se puedan llevar a cabo las operaciones.

La llegada de los doctores voluntarios de AMREF trae consigo un pequeño incentivo económico para los trabajadores (desde los limpiadores a las enfermeras), además de una comida diaria. Esto, comentan los doctores Aguto y Kwajok, cuando se lleva tanto tiempo sin cobrar un salario supone una gran ayuda lo que facilita que los trabajadores aparezcan en sus puestos de trabajo y se puedan llevar a cabo las operaciones.

AMREF también ha ayudado a poner en funcionamiento la electricidad y el aire acondicionado del quirófano para que se pueda trabajar en él. Y, por ejemplo, los doctores Kilonzo y Okumu han traído desde Nairobi tres cajas de placas para radiografías, que según nos confirma el Director General del Hospital Universitario, el doctor Wani Lolik Lado, son las únicas que existen en todo el país.

El doctor Kwator examina a una paciente mientras forma a estudiantes de la Universidad de Juba.

Los doctores Aguto y Kwajok son muy positivos al hablar del programa de outreach porque les permite intercambiar experiencias con otros colegas y les ayuda mucho en su labor. El trabajar en equipo, además de los incentivos y el material que los voluntarios puedan traer, facilita la labor y posibilita que muchos más pacientes puedan ser tratados de sus dolencias. Estos días hemos visto cómo la noticia de la llegada de los doctores ha causado gran revuelo en la capital y zonas cercanas y decenas de personas han llegado hasta el hospital, algunas caminando más de ocho horas, nos cuentan, buscando la oportunidad para ser examinados y, si es posible, operados por los doctores.

El doctor Kilonzo comenta que lleva años colaborando con AMREF y participando en los ejercicios de outreach que la ONG organiza tanto en Kenia como, ahora, en Sudán del Sur donde ha estado en diversas áreas rurales en sus anteriores visitas, centrándose en la capital en las dos últimas. Para él esta experiencia es un reto por el tipo de casos que tiene que tratar y operar, está sorprendido por la gran cantidad de heridas de bala que ve cada día, el número de estas que ha tenido que remover y mucha más cosas que normalmente no ve en el hospital donde trabaja en Machakos, en Kenia. Al mismo tiempo, intercambia experiencias y puede enseñar a los alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Juba que hacen prácticas en el hospital.

El doctor Okumu es uno de los pioneros del programa de outreach, el cual se inició apoyando al hospital gubernamental de Garissa, en Kenia. Participó en varias campañas entre 1995 y 1997, cuando no existían especialistas en la zona y no se podía operar en el hospital por falta de anestesista. Ahora ya no es necesario ir a Garissa, comenta, porque el hospital tiene su propio personal, mucho del cual fue formado durante los periodos de outreach. Desde entonces, siempre que su trabajo en el hospital gubernamental de Kakamega se lo permite, cada vez que AMREF pide voluntarios para una misión, se apunta.

Los dos doctores creen que las cosas están cambiando muy rápidamente en África y que poco a poco la dependencia de Occidente se irá reduciendo cada vez más. Comentan que en Kenia, continuamente se organizan actos solidarios con todo tipo de causas y con los países vecinos, como es el caso de Sudán del Sur, algo impensable hace pocos años.

“Si tenemos el personal cualificado, los medios adecuados, la organización necesaria y las buenas intenciones, por qué no podemos nosotros cuidar de nosotros mismos”, se preguntan los dos voluntarios.

Fotos: Chema Caballero

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Un gran ejemplo de solidaridad
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