El negocio de ser el malo
Maléfica, Godzilla, 'Frozen'... La nueva fijación de Hollywood es redimir villanos clásicos contando las historias desde su punto de vista
Reconozcámoslo: los malos molan. A pesar de que el héroe siempre gana hay villanos que nos roban el corazón, especialmente si las circunstancias de su transición al lado oscuro son entendibles y dignas de empatía. La redención final del villano, ese momento en el que se percata del error de sus acciones antes de pagar por ellas, ha sido un recurso habitual en el cine. Pero la necesidad del cine comercial de tirar de historias de sobra conocidas (personajes de cómics, cuentos de hadas y otras sagas cinematográficas) conlleva ofrecer algo nuevo con el giro más fácil del mundo: contar la historia a través del punto de vista del villano. Maléfica, Godzilla, Frankestein, Elsa, Gru… todos han aparecido recientemente en las pantallas de cine. Y todos son villanos redimidos.
“Hasta hace cuatro días los buenos eran personajes planos: el malo siempre es quién da más juego, nos fascina”, explica el guionista de cine y televisión Cristóbal Garrido, y añade: “El villano es generalmente imperfecto –como nosotros– al que muchas veces le pasan cosas malas y vive más conflictos. Cuando entiendes sus razones, lo aceptas más fácilmente. El héroe generalmente es intachable, sin taras, con unos cánones de justicia inalcanzable… su propia bondad no le permite hacer cosas que molan”.
Según Garrido, la audiencia actual ha ido evolucionando, es más sofisticada, más madura dando cabida a héroes más oscuros, con matices de violencia o que cometen graves errores o directamente antihéroes y villanos forzados a hacer mal por las circunstancias. Las líneas entre buenos y malos se han desdibujado creando una nueva figura: el antihéroe, un personaje que, aunque desempeña las funciones narrativas propias del héroe tradicional, difiere en su apariencia y valores. Vamos, que generalmente es todo lo opuesto: molesto, odioso, mezquino pero que al final hace lo que es correcto y salva al mundo así que todo lo malo se le perdona.
Algunos hombres malos
Darth Vader: El villano redimido por antonomasia, quien, en un acto poco usual en un malo malísimo, se sacrifica al final para salvar a su hijo Luke (y de paso elimina al pérfido emperador Palpatine y restaura la paz en la galaxia: un Skywalker es incapaz de hacer algo por su familia sin arruinar o salvar a todos los planetas del universo en el proceso). Hubo una época en la que solo era un villano con buen fondo, hasta que George Lucas le dedicó tres películas para completar sus motivaciones de héroe a villano, por motivos que escapan todas las explicaciones que no pasen por lo comercial.
Shrek: Cuando William Steig ideó este personaje no se imaginó que el odioso y gruñón ogro verde conseguiría a la princesa venciendo al dragón, al malvado príncipe encantador y su terrible madre, el hada madrina, cambiando para siempre la historia básica del cuento de hadas.
Severus Snape (de la saga Harry Potter): El profesor más odiado de Hogwarts, injusto, mezquino, que 'asesina' a Dumbledore se convierte en uno de los personajes más queridos de la trama cuando en Las reliquias de la Muerte se descubre sus auténticas intenciones, su triste infancia, el acoso escolar que vivió y su motivación, el amor por la madre de Harry Potter. No es realmente un villano pero tampoco un héroe. Snape simplemente hace cosas malas por el bien mayor y protege a Potter por el eterno amor a su madre, aunque lo desprecie.
Sorter (Revolver): el frío asesino de la película, cuya moralidad, le lleva a salvar a una niña de presenciar como torturan a su padre.
Boromir (El señor de los anillos: La comunidad del anillo): el guerrero del Señor de los anillos no disimula su interés en utilizar el anillo único para reinar en lugar de Sauron y abandona a su suerte a los hobbits cuando los atacan los orcos aunque, en la película, en el último minuto se sacrifica para salvarlos.
Otto Octavius/ Dr. Octopus (Spider-Man 2): Los tentáculos imbuidos con inteligencia artificial llevan a Octavius al borde de la locura. Por suerte el hombre araña logra hacerlo entrar en razón y Dr. Octopus detiene el experimento que produciría la destrucción de la ciudad, sacrificando su vida en el proceso.
“Estamos rodeados de corrupción, impunidad, impotencia. Así terminamos tolerando comportamientos que no siempre son aceptables pero entendibles. El público tiende a identificarse con el que sufre” asegura Garrido, quien actualmente colabora en la serie española Velvet.
Algunos malos terminan reconvertidos en antihéroes, conservando rasgos del personaje original. Yo, Frankenstein humaniza a la criatura, dándole el nombre de Adam y convirtiéndole en el reticente héroe que salva a la humanidad del exterminio a pesar de tener poco interés por la vida humana y ser un asesino. La nueva versión de Godzilla también convierte al lagarto radioactivo en el salvador de la humanidad que mantiene el equilibrio en la naturaleza. Otros ‘malos de película’ terminan siendo adorables, como Gru, el exvillano favorito, que planeaba robar la luna, porque sí, y termina siendo un padrazo excepcional que dedica su tiempo libre a luchar contra los malos del planeta, o el Gato con Botas de Shrek que pasa de ser un asesino a sueldo que busca matar al ogro, a ser un valioso aliado.
Con el estreno de Maléfica, cae el último mito de las malas malísimas de los cuentos de hadas que en los últimos años han sido –o están siendo– explicadas. La nueva versión de la malvada bruja muestra su lado más tierno y la tragedia que la llevó a ser la mala del cuento y de paso despierta la empatía del público: la pobre ha sido traicionada por el amor de su vida, que está guerreando contra la propia tierra generada por ordenador que ella debe proteger antes de que llegue la Bella Durmiente.
Frozen, el taquillazo y megafenómeno cultural de Disney del año pasado que todavía dura hoy, puso cara y sentimientos a Elsa, una princesa que, tras congelar su propio reino con un poder con el que ha nacido y negarse a reparar la situación, es una villana en potencia. Sin embargo, la canción central de la película, ese Let it go que todavía sigue entre lo más oído en EE UU, se dedica a explicar el precio que paga por vivir con el poder. Esa misma Elsa aparecerá en la siguiente temporada de la serie Érase una vez, que también se dedica a humanizar a villanos clásicos: nos ha descubierto la historia detrás de la Reina Malvada (Regina Mills) madrastra de Blanca Nieves y como su sed de venganza y poder tras perder al amor de su vida la lleva a cometer actos terribles (como matar a su propio padre para hacer que un hechizo funcione) y que tras su vida en Storybrooke intenta ser mejor persona y lograr la redención.
Y todas estas son, en el fondo, variaciones de la historia de Wicked, la novela en la que Gregory Maguire cuenta los orígenes de Elphaba, la Bruja Malvada del Oeste es una incomprendida e inadaptada joven bruja de piel verde y aversión al agua, demonizada por intentar luchar contra el régimen del corrupto Oz. El musical de Broadway proporcionó lo inimaginable en un cuento de hadas: la mala tenía un final feliz. No hay redención más grande que el público aclame un final feliz para el personaje más perverso de un clásico del cine.
Y qué mejor expiación que la del incestuoso Jaime Lannister de Juego de Tronos (Tyrion es más un anti-héroe). Tras matar cobardemente al rey –sí, Aerys estaba loco, pero matar por la espalda es de cobardes–, traicionar a su nuevo rey acostándose con la reina (que de paso es su hermana), lanzar a un niño de siete años desde el equivalente a un quinto piso (o más) y otros horrores, pasa a ser un hombre en busca de redención después de perder la mano derecha. Walter White, de Breaking bad, hace un recorrido inverso para llegar al mismo sitio: de ser un profesor de instituto que mantiene a su familia pasa a ser un capo del narcotráfico cegado por su propia ambición y ego. Pero al final la moraleja es siempre la misma: el malo es el bueno es el malo.
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