“No sois extrañas en todas partes”
La bloguera, que se define como china-andaluza, escribe una carta abierta a las adolescentes chinas adoptadas en España
Seguro que la mayoría os sentís identificadas con esta frase de Marina.
De china tengo los ojos, pero no tengo el idioma. Y de España tengo el idioma, pero no tengo los rasgos. Así que soy rara en todas partes”.
Los que intentan consolaros os dicen: “Eres española, ya que te has criado en España y piensas como una española” o “eres china solo de cara” (esta segunda frase me la dice mucho mi familia china a modo de pulla). Pero también está la gentuza racista que os hará sentir fatal por cómo sois, con sus insultos diarios y miradas maliciosas (sí, sí, niñatos de colegio e instituto, va por vosotros).
Y claro, ¿cómo sentirse española si cada día recibes insultos del tipo: puta china, china de mierda, vete a tu país…?y ¿Cómo sentirse china si no conoces ni el idioma, ni siquiera has ido a China y no compartes su forma de ver la vida?
Seguro que os parece muy injusto que por vuestras facciones étnicas, vuestras circunstancias diarias estén cortadas por el mismo patrón.
Si la adolescencia es dura ya de por sí, suma la adopción con cara de china y tendrás unos catetos dando por saco día a día (destaca por ser inteligente, y serás el empollón, destaca por lo que sea y te machacarán día a día). Y es que los adolescentes son muy tontos, solo aceptan la mediocridad, y otra cosa no, pero siempre vais a destacar.
Estáis viviendo un caos por el que yo también pasé, solo que en mi caso estaban mis padres biológicos que no entendían mi crisis de identidad, querían endiñarme un marido chino nada más cumplir los dieciocho y un restaurante chino. En mi caso, yo quería ser como vosotras: adoptada por una familia española (o española directamente), poder salir con mis amigos en vez de ayudar en el restaurante chino día tras día, y tener un novio español sin ser la apestada de la familia.
Vais a sufrir, a llorar, habrá días en los que desearíais no haber nacido, que no querréis salir de vuestra casa donde sí os aceptan tal como sois.
Pero no os dejéis engañar, no sois extrañas en todas partes, en unos cuantos años os daréis cuenta de la riqueza cultural y personal que tendréis por vuestras circunstancias. No dejéis que os quiten el tesoro que viene con vosotras desde que llegasteis al mundo, no reneguéis de él. Yo aprendí que no era una rara en China y España, que no me defino por una nacionalidad en especial, ni por lo que digan de mí. Soy un ser individual, el resultado de una mezcla de todo: Quan Zhou, la china andaluza. Lo mismo va por vosotras.
¡Sacad partido de ser chinas-españolas! Creedme, tiene sus ventajas.
Seguro que tenéis unas habilidades para las matemáticas increíbles (entre otras muchas cosas, porque los genes chinos están ahí), o ser constantes en los estudios no os cuesta nada. Y si os llaman “come perros” contestad: “me comeré el tuyo primero” (aunque el consejo correcto sería “a palabras necias, oídos sordos”).
Así que chicas, no desesperéis. Lo mejor de la adolescencia es que se acaba. Y vais a ser unas personas maravillosas.
Quan Zhou Wu es bloguera de Migrados y Gazpacho Agridulce, del cual se ha extraído esta opinión.
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