No bastan estas disculpas

No debería bastar que Miguel Arias Cañete pida disculpas seis días después. No debería bastar porque lo importante no es lo que dice, sino lo que piensa. Porque si suelta una barbaridad como esa en plena campaña electoral, con todos los focos puestos en él, qué no dirá cuando esté en entornos más favorables.

No debería bastar porque en un país donde mueren asesinadas mujeres todos los meses tendría que ser imperdonable alentar cualquier creencia que incida en la discriminación. Porque la violencia contra las mujeres no es algo gratuito. Por debajo de ella subyacen siglos de dominación y de teorías que defienden la inferioridad de unas frente a otros. Porque hablar de diferencias intelectuales y de mujeres indefensas nos devuelve a las cavernas. Porque es demasiado difícil encontrar trabajo, conciliar, llegar a los mismos sitios, como para que un señor que sólo debería poder aspirar a ser comisario europeo del paternalismo venga a decirnos que lo tenemos hecho porque con nuestra apariencia de debilidad siempre habrá un macho galante dispuesto a cedernos el asiento en el autobús.

Ni siquiera a sus votantes les debería bastar.— Erena Fernández López.