Ni derechas ni izquierdas
En esta campaña siguen las confrontaciones entre izquierda y derecha, sin mayor contenido. Pero no hace falta; todo el mundo parece tener claro de que hablan los mitineros y no se precisan explicaciones. Izquierdas y derechas nos vienen desde lejos, desde antes de nuestros abuelos; y de abuelos comprometidos sé mucho: mi abuelo Eliseo —llevo su nombre— fue diputado por Izquierda Republicana en Alicante; fusilado al acabar la guerra. Mi otro abuelo, Ángel —mi nombre completo es Eliseo Ángel— alto cargo de Izquierda Republicana en Alicante, estuvo tanto tiempo en la cárcel que yo lo recuerdo. Por lo que sé, ambos eran moderados y deseaban lo que creían mejor para el conjunto del país y de sus ciudadanos, eso que llaman ser progresistas.
Afortunadamente todo esto ya es el pasado y hoy —europeos y con un país más culto y capaz que antaño— debemos decidir qué nos conviene ahora, con ojos de ahora y con posibles futuros diferentes de los posibles hace unos años. Hay que hacer el esfuerzo de desvincularse de las viejas derechas e izquierdas y atreverse a optar. A los que quieren representarnos hay que exigirles que nos expliquen como lo harán (no somos ni tontos ni incultos; seguro que les entendemos) y exigirles luego que lo hagan como dijeron, o a la siguiente tirarlos (eso es democracia). Deben indicar cual será su sensibilidad hacia el conjunto de los ciudadanos (hay a quién le importa y a quién no). Lo de votar no es una querencia inmutable. Cuando votamos apostamos por nuestro futuro común e individual y a partir de hoy. Hay muchas razones para querer votar y desde luego para hacerlo con mucha cabeza.— Eliseo Pascual Gómez.
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