La organización de una maratón femenina en la Universidad de Taif,al suroeste de Arabia Saudí, había despertado expectativas. En un país donde las escuelas públicas no imparten educación física a las niñas y las mujeres han tenido vetado el acceso al deporte, el gesto resultaba altamente simbólico. Iba a ser la primera carrera de ese tipo en el reino. Y con premios adecuados al entorno: una Galaxy Tab y medalla de oro para la ganadora, un iPhone y medalla de plata para la segunda clasificada, y un iPad mini y medalla de bronce para la tercera.
Nunca sabremos cuántas universitarias se apuntaron porque la competición se canceló repentinamente hace dos semanas y los responsables no han dado una fecha alternativa. Su justificación de que no habían terminado los preparativos y que coincidía con los exámenes, no ha convencido. Existen fundadas sospechas de que el rector cedió ante las presiones de los ultraconservadores, que se oponen a que las mujeres practiquen deporte.
Tal como contaba el periódico digital Sabq, los alumnos de la Facultad de Sharia (Ley Islámica) habían denunciado la organización de la carrera como “vergonzosa”. En un escrito dirigido al rectorado, aseguraban que participar en ella haría “perder la decencia a las estudiantes”, y en consecuencia, “ningún hombre querría casarse con ellas”.
No se imaginen ustedes que las chicas iban a correr desnudas o en paños menores. Nada de eso. En el conservador reino saudí, donde una norma no escrita y la presión social obligan a las mujeres a taparse de la cabeza a los pies, ni siquiera se contempla un uniforme de pantalón corto y camiseta. Estaba previsto que compitieran con piernas y brazos cubiertos. Además, la carera iba a desarrollarse en el campus femenino, sin presencia de varón alguno, según la estricta segregación de sexos que se impone en los espacios públicos.
Incluso en esas castas condiciones, los ultramontanos se niegan a aceptar que las mujeres se ejerciten. “Va contra nuestra religión, valores y tradiciones”, justificaban los universitarios en su texto. Tienen dónde encontrar respaldo.
Cuando en 2004, los sectores liberales del régimen intentaron introducir el ejercicio en las escuelas públicas, el clero más conservador se puso de uñas. Uno de sus referentes, el jeque Abdullah ibn Mani, miembro del Consejo de Ulemas y asesor de la Corte Real, afirmó que “la virginidad de las niñas podía resultar afectada por el exceso de movimiento y los saltos” que requieren deportes como el fútbol y el baloncesto. Sin comentarios.
Aunque no todos los clérigos son tan integristas y algunos han defendido el deporte femenino como una “necesidad islámica”, resulta increíble que en pleno siglo XXI todavía haya gente con semejantes ideas. Pero Arabia Saudí, el único país del mundo que prohíbe conducir a las mujeres (a las que considera eternas menores necesitadas de la tutela de un varón), nos tiene acostumbrados a este tipo de noticias. Tanto es así que a menudo eclipsan los cambios que se están produciendo en la sociedad.
De hecho, a diferencia de las últimas décadas, cuando la población parecía resignada a esas limitaciones, hoy existe un debate que pone de relieve una mayor diversidad de pareceres de la que les gustaría a los vigilantes de la moral. La participación, por primera vez, de dos mujeres saudíes en los Juegos Olímpicos, en 2012, es sólo un signo. Más importante resulta que se generalice la práctica deportiva entre las escolares. De momento, la inclusión de 30 mujeres en el Consejo Consultivo (Majlis al Shura) el año pasado ya ha dado lugar a una recomendación para que las autoridades introduzcan la educación física en las escuelas públicas femeninas. Hasta ahora, sólo los colegios privados incluyen esa disciplina.
Además hay pioneras, como Lina al Maeena, que no esperan a que la (lenta) maquinaria de la administración arranque. Al Maeena fundó, y capitanea, el Jeddah United, un equipo de baloncesto femenino, que entrena y compite en la clandestinidad. “Ciertos sectores sociales se oponen a que hagamos deporte, lo critican y nos atacan”, admitía en una entrevista hace un par de años. Pero su mayor preocupación era la falta de medios. “No hay instalaciones deportivas, y tenemos escasez de preparadoras, mujeres árbitro y figuras que puedan entrenar y promover la cultura deportiva”, se quejaba.
Eso puede estar a punto de cambiar si la Estrategia Nacional de Deporte Escolar en la que el Ministerio de Educación trabaja desde 2011, hace realidad su compromiso de “incrementar la participación deportiva en las escuelas”. Incluidas las femeninas. En todo el detallado folleto del proyecto no aparece ninguna imagen de una chica. Sin embargo, Joaquín Martínez, uno de los asesores españoles, se muestra convencido de que los pasos van en la buena dirección. “Se está produciendo un cambio”, señaló durante una reciente conversación en Riad, antes de enumerar un creciente número de actividades deportivas para mujeres, aunque todavía limitadas al ámbito privado.
Un titular que diga “Cancelan una maratón femenina porque ningún hombre querría casarse con sus participantes” resulta sin duda más chocante. Pero lo sorprendente en Arabia Saudí no es tanto eso, como que hay mujeres (y hombres) que trabajan para hacer realidad el acceso de todos al deporte.
Un amigo decía que hay que respetar la cultura de los países, porque así es como está establecido el sistema social, pero cosas como la discriminación de las personas, las mujeres, los niños, creo que no merece ninguna tolerancia en ningún régimen.http://ow.ly/wwh66
El deporte es una buena herramienta para transformar los peores aspectos de una sociedad y concienciar sobre la igualdad, el trabajo en equipo y el afán de superación. Los cambios en Arabia Saudí, como en el resto de países, tienen que producirse desde dentro, porque su propia sociedad los reclame y defienda. Serán lentos (¿qué no lo es cuando no pretendemos acelerarlo, rompiéndolo en parte?) pero se desarrollarán de manera más firme. Pero los demás también podemos apoyarlos, informándonos y denunciando aberraciones como las que se producen en Arabia Saudí (que no sólo).
@Robertti Gamarra. Así es. Estoy hasta la coronilla del "relativismo social". Que además sea progresista está todo por demostrar...
Las tradiciones arraigadas y protegidas por fanatismos religiosos, son imposibles de erradicar, si antes no se ejecuta una revolución cultural contundente.
¿Por qué los saudíes no quieren casarse con chicas que corren? ¿De verdad esa es la pregunta importante? La pregunta importante debería ser: ¿Les importa a las mujeres saudíes que los hombres no quieran casarse con chicas que corren? ¿Les importa a las chicas que corren que los hombres saudíes no quieran casarse con ellas? No sé, cada cual es libre de desear en su futura pareja ciertas cualidades. Las mujeres occidentales no quieren hombres que prioricen sus empleos, los hombres saudíes no quieren mujeres que corran. Pues bueno, pues vale, pues me alegro...
Si esto ocurre todavía en Arabia Saudí es porque algunos países occidentales apoyan ,muy interesadamente, a los actuales gobernantes. Quizás deberíamos plantearnos hacer presión sobre Estados Unidos,y sus acólitos, que es quien mantiene al régimen gobernante. Y terminar con tanta hipocresía.
Dios quiera que se queden sin petróleo rápido.
Muy claro, porque se les escapan
Porque aceptamos lo que ocurre en Arabia pero nos rasgamos las vestiduras si pasa en otro país? Bueno, se llama dependencia. En este caso dependencia energética. Cuando no tienes deudas o no dependes de terceros, puedes regañar a quien quieras. Sino, te callas y tragas.Es lo que ocurre con Arabia o con Rusia. Mucho teatro de cara a la galería, pero no se puede romper de verdad con ellos porque somos DEPENDIENTES. Hay que investigar mas en la fusion y las renovables o siempre estaremos igual.
La sociedad saudí está anclada en una teocracia medieval (no hay más que fijarse en su calendario, que anda por el siglo XV). En cualquier documento oficial se encuentra uno con una serie de interrupciones del tipo "¡Alá es misericordioso!". Así es casi imposible que la sociedad avance. Quizá en este siglo, quizá en el que viene, en algún momento la Ilustración pasará por Arabia Saudí y demás países islámicos y se producirá la tan necesaria separación entre Iglesia y Estado. Mientras tanto, seguirán prevaleciendo los valores del machismo islámico y las mujeres seguirán sometidas. Y, como bien apuntan algunos en esos comentarios, en Occidente no moveremos un dedo porque tenemos dependencia energética.
No se puede creer, parece que en algunos paises exista solamente la estupidez.
Verdaderamente chocante que algo así ocurra en pleno siglo XXI, perdo de esa religión y de esas sociedad musulmanas me lo creo todo. La religión condiciona de tal manera la vida de esos pueblos, que en realidad se forman esclavos, siendo las esclavas las que se llevan la peor parte. Ahora bien, me contaba un amigo que viajó a Jordania, que el guía de ese país le dijo que Arabia Saudí era el país con más facilidad para "ligar" con las mujeres, ya que van tapadas, sólo se les ven los ojos y no les causa ningún sonrojo dejarles un papelito a los forasteros con su número de móbil para que las llamen; el resto se deja a la imaginación de cada cual...
Pues viendo como son los hombres saudis, igual de repente se ponen a correr para evitar casarse. Fuera bromas, supongo que el petroleo se acabe los gobiernos occidentales empezaran a denunciar estas imbecilidades con un poco mas de energia. De todas maneras, pienso que el cambio tiene que partir de la propia sociedad saudi; asi que mi apoyo no solo a las mujeres sino a los hombres quieren modernizar su pais.
La solución es la presión internacional...el COI podría regenerar su reputación prohibiendo la participación de esos países en las competiciones olímpicas y en todo torneo asociado con el olimpismo. Como hicieron con Sudáfrica. Pero esos dirigentes deportivos no tienen lo que hay que tener para dirigir estas instituciones. Seguro que pondrían como excusa lo del suministro del petróleo árabe para Occidente...
Porque los y las occidentales no se meten en sus asuntos en lugar de andar liberando sociedades ajenas? Las mujeres de Arabia Saudi, no precisan que las representen, solitias hacen su vida y si someten son muy felices y millonarias, ademas de vivir su vida. Seria bueno que las occidentales se ocupen de sus cuernos, su bulling, sus cirujias y asuntos personales. Los Arabes no nos metemos con sus sociedades.
Alí. los árabes sí se meten con occidente, adonde emigran y exigen imponer sus costumbres. No sea cínico. Hasta hay pueblos de España donde pretenden imponer su policía moral. Hay que tener cara!!
En Canadá, un compañero de trabajo musulmán pidiendo a la empresa que le habiliten una sala para poder rezar varias veces al día durante horario de trabajo. Todavía en Canadá, en la escuela de mi hija, una compañera de clase musulmana de mi hija no acudiendo a una charla sobre educación sexual porque su padre no quiere. Ya me imagino si se pidiera lo recíproco en Arabia Saudí por parte de un occidental.
Ellos se pierden los culos duritos de las deportistas y su mente sana y abierta .
No se que es peor: si el titular saudí o el primer comentario sobre el "culito" de las atletas...
Leyendo estos comentarios, se me caen las gafas al suelo. Ahora resulta que es Occidente el culpable de la cultura ultrarrepresiva y misógina que existe en paíss como Arabia Saudita. ¡Fantástico! La visión salafista del Islam no tiene nada que ver. ¿Se puede ser más mendaz? De lo que ocurre en esos países son responsables sus gobernantes y la SOCIEDAD toda. Occidente apoya a Corea del Sur y allí no se dan esas brutalidades.
Hay quien flipa por los comentarios y por muy diversos motivos. Yo flipo porque nadie parece haber entendido q el titular es sólo un reclamo. Lo verdaderamente interesante del artículo es q en Arabia Saudí hay hombres y mujeres luchando por el cambio. Aquí también los hubo y gracias a eso a todos nos escandaliza el titular q a nuestros abuelos les habría parecido normal, o casi.
#Ali. Que los arabes no se meten con Occidente y sus costumbres; y "subvencionar" imanes para pasarse el wahabismo, que es???
Estoy de acuerdo con Erik Vázquez en que es facil mirar la paja en el ojo ajeno, al fin y al cabo el mundo musulmán está en pleno Medievo, por tanto es hasta lógico que se comporten como lo hacen. De cualquier manera ninguna religión es mejor o peor que otra, pues en realidad todas venden lo mismo, y cojéan del mismo pié, y deberían haber desaparecido hace un par de siglos, pero el mal está profundamente enraizado gracias al constante endoctrinamiento que empieza en la cuna, y nunca termina. Lo curioso es la cantidad de incáutos que se tragan cruda la mitología religiosa sin exigir al menos una minúscula prueba de la existencia del cacareado "dios", aquel que ningún sentido registra y es totalmente rechazado por el sentido común. Así está el planeta gracias al peor invento del hombre: El monoteísmo. Algo me dice que acabaremos mal...
la disculpa de respetar la cultura del pais no cuela….con ese cuento de la cultura se justifica, por ejemplo, la pena de muerte a los homosexuales en Uganda o el casar a mujeres violadas con sus violadores en Afganistán, llevo anyos viajando por el mundo gracias a mi trabajo y he visto como los países utilizan el cuento de es nuestra cultura para justificar barbaridades (y normalmente quienes deciden que es la cultura de un país son líderes religiosos fundamentalistas o gobernantes corruptos) ,,si es parte de la cultura de Arabia Saudi el que las mujeres no puedan hacer deporte, pues que cambien la cultura, también en España antes quemábamos a las brujas y ya no
No saben estas corredoras islámicas la suerte de la que van a gozar: si son profesionales universitarias, tendrán sus propios ingresos y no dependen de ningún hombre, será una suerte para ellas no casarse en una sociedad que machaca los derechos de la mujer sistemáticamente.. Mejor solas -y haciendo deporte- que mal acompañadas.
cuanto vale un litro de gasolina....esto es el único pb, imaginate un mundo donde el precio de la energia seria nulo... en el siglo XXX esto será un asunto de estudios extraordinario
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Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).