Día Internacional de los Trabajadores
Manifiesto mi creciente preocupación por la deriva de los derechos y libertades tanto laborales como sociales.
España acumula más de cinco años de galopante crisis económica, la cual precipitó también la social, e hizo inasumible la ya gestada crisis política. La consideración de que esta no es una dificultad menor en el camino del presente es cada vez más palpable, todo parece indicar que estamos ante el preludio necesario para un cambio del statu quo. Según quién ejerce el poder en este preciso instante, la sociedad abandona el itinerario del atolladero de una forma u otra.
Si hacemos balance de estos años el resultado es poco menos que apocalíptico, en cuanto a la magnitud del sufrimiento causado en las personas. El paro es desorbitado, especialmente entre los jóvenes, que somos los grandes perdedores; después de años de rigurosa formación nos encontramos sin trabajo y, por tanto, sin esperanzas de construir nuestro proyecto de vida, por eso se nos tacha de generación perdida. Nuestra alternativa es la emigración, ya que en España carecemos de trabajo y de mecanismos eficaces de emprendimiento, actitud fundamental para generar empleo.
Para acrecentar aún más el sufrimiento, el Gobierno ha promovido y aprobado una reforma laboral que no solo no crea empleo, sino que lo destruye. Para colmo, la reforma es una máquina de precarización masiva de las condiciones del trabajo. El problema ya casi no proviene de la drástica reducción de derechos de los asalariados, sino que los pocos que quedan son quebrantados, como la jornada de ocho horas o el descanso vacacional, por no mencionar la sangrante devaluación salarial.
En definitiva, alejémonos del modelo chino para uno más justo.— Martín Mejuto Sobrado.
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